23/9/09

Nos trasladamos...

En breve este blog dejará de estar disponible, pero con el comienzo de curso habilitaremos una nueva dirección donde seguir teniendo un punto de contacto para los miembros del Club de Lectura Ibercaja. 
La nueva dirección, aún sin actualizar, será la siguiente:


En breve irá llenándose de contenidos, tras un verano de forzado reposo.  Allí nos veremos.

5/6/09

Chutney

Sin duda, la mejor entrada en la historia del blog (Fuente: http://www.directoalpaladar.com/ingredientes/chutney-una-salsa-agridulce-para-disfrutar)

Disfrutar de una rica elaboración gastronómica condimentada con chutney es otorgar al paladar la embriaguez de distintos sabores. El chutney es un condimento agridulce que se elabora con frutas o verduras cocidas en vinagre con fuertes especias y azúcar, proporcionando a las carnes un sabor verdaderamente original.

Nosotros podemos elaborar chutney en nuestra propia casa, tan sólo tenemos que realizar una adecuada combinación de algunas especias como el clavo, la mostaza o las guindillas con una mezcla de frutas cocidas en vinagre con azúcar. Cada variedad de chutney es ideal para un determinado plato al que se le confiere un atractivo e intenso sabor.

No existe una receta concreta para elaborar el chutney, por esta razón, en su denominación se suele acompañar con el nombre del ingrediente base, chutney de tomate, de mango, de papaya, etc. podemos optar por una gran variedad de elaboraciones adecuadas para todos los gustos.

21/5/09

Parte de la última sesión

Hete aquí que ya hemos encarrilado la recta final del curso. ¡Quién lo habría dicho! Pero aún no ha acabado, ni mucho menos, y tenemos cuestiones pendientes. Para quienes no pudisteis acudir a la sesión de ayer, os informo de que terminamos de comentar la ¿novela? de Berger –y no sabéis qué satisfactorio es para mí que vayamos conociendo nuevos autores interesantes que incorporar a nuestra nutrida lista de lecturas- y que, sin solución de continuidad, se engarzó con el comentario de Nada de Laforet: así que eran las siete de la tarde cuando las puertas de nuestro club nos veían salir. Aún es mucho lo que nos resta por comentar de esta novela, por lo que la próxima sesión será plenamente convencional, pues no hay tiempo que perder...

Sí que os avanzo que hemos decidido una lectura veraniega, por cuyo volumen no hemos propuesto para las clases: Hijos de la medianoche de Salman Rushdie. Aunque todavía no nos han comunicado nada sobre qué pasará el año que viene con nuestro club, creo que es una propuesta muy interesante para todos. Recientemente se ha reeditado en Mondadori, además de que existen ediciones en bolsillo a partir de la original en Alfaguara.

Por último, se estaba tramando hacer alguna actividad más lúdica (aún) tras la sesión del jueves, y María José hizo un ofrecimiento tentador… Así que quienes podáis, venid con disposición para lo que sea.

18/5/09

Adiós a Mario Benedetti

Pasatiempo

Cuando éramos niños
los viejos tenían como treinta
un charco era un océano
la muerte lisa y llana
no existía.
Luego cuando muchachos
los viejos eran gente de cuarenta
un estanque un océano
la muerte solamente
una palabra.
Ya cuando nos casamos
los ancianos estaban en cincuenta
un lago era un océano
la muerte era la muerte
de los otros.
Ahora veteranos
ya le dimos alcance a la verdad
el océano es por fin el océano
pero la muerte empieza a ser
la nuestra.

14/5/09

Vaya coñazo que he "soltao"...

Pues estas palabras de nuestro ínclito ex-presidente traducen perfectamente la sensación que me ha quedado hoy tras nuestra, por otra parte, deliciosa sesión: la de que he hablado demasiado y la de no haber dedicado el tiempo necesario a la obra de Berger. Por eso, espero que vuestra benevolencia haya ya obrado y, si hay cualquier otra aportación a esta lectura, traedla por favor a la próxima sesión.
Para quienes no habéis estado, tal vez sepáis ya que el cierre y fin de fiesta de lecturas lo protagonizará un clásico de nuestras letras: Nada, de Carmen Laforet. Hay ediciones por doquier, pero la más habitual es la de Destino. Por otra parte, existe la posibilidad de que no pueda asistir el jueves próximo, por lo que os informarán convenientemente de si finalmente la sesión tiene lugar el miércoles 20.
Y aprovecho para adjuntaros dos enlaces: el primero, a la reseña que hemos mentado de Juan Manuel de Prada en ABCD sobre la última obra aparecida en Lumen de Toni Morrison. Naturalmente, como crítica es absolutamente válida, pero su lectura nos ilustrará sobre lo que hemos comentado.
http://www.abc.es/abcd/noticia.asp?id=11907&num=902&sec=32

El segundo es una de las "perversiones" que también ha sido mencionada en la sesión: la parodia de dos de nuestros escritores más preclaros en un programa no apto para todos los públicos, cuyo humor requiere preparación si no lo habéis visto nunca. Allá va...

http://muchachadanui.rtve.es/arturo-perez-reverte-presenta-muchachada-nui.html

3/5/09

Día de la madre

Aunque os había puesto la información en la columna de la derecha junto a otras novedades, hoy me parece muy señalado destacaros la última novela de Joyce Carol Oates Mamá (Alfaguara), cuyo punto de partida es justamente la celebración del día de la madre. Lástima que sea excesivamente extensa como para haberla incluido entre las lecturas recomendadas, pero habría sido un inmejorable contrapunto al señor Roth con su Patrimonio. Como siempre, os adjunto el enlace:
Y, como regalo, os traigo un fragmento de uno de los escritores que hemos trabajado en nuestro club titulado "El corazón". Feliz día.

El corazón era el órgano del cuerpo al que más se referían las madres, sobre todo si era de sus niños de quienes hablaban. Decían "tenerlo en un puño" cuando temían que pudiera pasarles algo malo, o que "les habían entregado su corazón entero" para indicar que nada amaban más en el mundo que a ellos. "Una corazonada" era la creencia vaga, sin fundamento racional, de que algo feliz o desgraciado podía sucederles, y hasta en numerosas ocasiones llegaban a referirse a sus pequeños con un tono de impaciencia o leve disgusto, como cuando éstos se eternizaban comiendo, y ellas no podían evitar decirles desesperadas: "Pero, corazón mío, ¿aún no has terminado?". Pensaban que, si llegaba a pasarles algo malo, sería "como si les arrancaran el corazón", y decían "llevarlo en las manos" cuando cada noche se acercaban de puntillas a sus cunas para ver si estaban destapados. Siempre que pensaban en sus niños terminaban haciéndolo en ese órgano extraño que guardaban en lo más hondo de su pecho, y que era esa parte de nuestro propio cuerpo que no nos pertenecía, que hundía sus raíces en el fondo compartido del mundo. Eso significaba para ellas el nacimiento de sus hijos, que había llegado el momento de ponerlo en otras manos para que hicieran con él lo que quisieran. "Y le entregó su corazón", ¿no era así como terminaban todos los cuentos que merecían la pena?
GMG, Pequeño manual de las madres del mundo. Barcelona, RqueR, 2003.

2/5/09

Gándara y Berger

Hace ya unos meses comentábamos en clase, a propósito de la publicación de su última novela El día de hoy, que Alejandro Gándara es uno de esos miembros del puñadito de escritores españoles actuales al margen del café para todos que devasta a veces nuestra literatura, y que merece la pena leer. Pues bien, aprovecho para sumar a nuestros enlaces el de su página en facebook (siempre que hacemos estas cosas esperamos que no haya represalias sgaeianas) y "robarle" de paso la crítica que hacía hace unas semanas a nuestra obra de lectura, De A para X. Una voz autorizada que nos deja una primera impresión y nos abre sendas críticas para nuestra próxima sesión.

8 de abril de 2009.- 'De A para X', el libro de John Berger (Alfaguara), es una historia de amor, del amor bueno, verdadero y bello que puede (quizá deba) darse en este tiempo de singular pobreza anímica, de miseria humana y de impotencia. Por tanto, no es una historia de amor entre dos individuos psicológicamente obcecados, empeñados en mirar el mundo a través de su único y reducido objeto de pasión, sino de amor entre dos que da lugar al amor por el mundo, por la vida de los otros, por la vida en general con su numerosa cohorte de placeres y desdichas, de eternidad y olvido, de elevación y desgracia. Y también es una historia, por causa de ese amor por lo que existe y que suma mucho más que dos, de negación y de rechazo de todo lo que mata la vida: la persistente catástrofe en que vive una gran parte de la humanidad, la injusticia que se oculta en los grandes ideales vendidos y saqueados a diario, la ceguera de quienes lo aceptamos todo.
El otro amor, el de los sujetos irremisiblemente fundidos, dependientes y gimientes según su ventura y desventuras, patrocinándose mutuamente una justificación de su existencia (cuando no una sociedad comercial en torno al contrato de familia) y proporcionándose el calor que proporcionan los erizos cuando se juntan, no solamente no vale, sino que es indigno, pues en última instancia no sirve más que para perpetuar la venda en los ojos. Y además para nada: sólo para hacerse un poco de daño más tarde o más temprano.
El amor ha decaído tanto, se ha vuelto tan instrumental para los fines globales de la impudicia, que no es extraño que se difunda masivamente por los altavoces del orbe, y que no haya literatura o expansión sentimental que no contengan esa escuálida peripecia de la parejita que dice que se ama y que dramatiza sus dificultades y sus éxitos entre dos mojitos o dos perritos calientes, cámaras y guión mediante.
El libro de Berger, apoyado sobre todo en la voz epistolar de la mujer que espera a su amante condenado a dos cadenas perpetuas consecutivas (por motivos que no acaban de explicitarse y me temo haya que metaforizar más allá del terrorismo), muestra el sustento de la vida en la desgracia, los detalles que dan el latido a la existencia, la eternidad que se cobija en lo pequeño. Ella también es una activista de algún tipo, pero lo que importa es su rechazo a la miseria concreta y universal que se extiende por todas partes. No está contra todo, sino a favor de algo. Es ese 'a favor' lo que hace de ella una militante, un ser humano y una amante. O sea, lo que la compromete en su acción: no la negación o el rechazo que funciona como salvaguarda y que, como sabemos por experiencia de generaciones, suele concluir en retórica de pusilánimes dictando sentencia en su sillón de orejas, en la oficina o en la fábrica.
La voz del condenado son apenas notas a pie de página de las misivas de la mujer, de carácter político y de denuncia, dotadas siempre de cierto estremecimiento íntimo (más allá del dogma), aunque inevitablemente tocadas de algún economicismo ingenuo, de alguna hipnosis política falta de documentación y de conocimiento que, debe decirse, apenas importan, visto el panorama que a menudo nos negamos a ver.
En fin, el libro no es perfecto, pero como el propio texto admite "lo que se hace querer es lo imperfecto". De modo que es un libro querible, y de eso es precisamente de lo que estábamos hablando.

1/5/09

Apuntes del día del trabajador

Una vez leído nuestro Dostoievski, sin haber agotado ni mucho menos todos los temas a los que podría haber dado origen, nos encaminamos ya hacia la siguiente lectura, volviendo a la actualidad literaria pero sin abandonar el mundo de los clásicos (aunque en vida). Se trata de la última obra de John Berger, De A para X. Una historia en cartas (Alfaguara), de la que ya dimos noticia en una entrada anterior. Hay que hacer una advertencia para la lectura de esta "novela": la linealidad narrativa queda sacrificada ante la idea esencial que este autor, tan preocupado por comprender las pulsiones del ser humano, pretende transmitir. La forma, compleja, esta indisolublemente unida a la intención y a la verosimilitud de un cruce de cartas como éste. Por ello, espero que no sólo nos quedemos con la parte oscura, sino con la lectura de pasajes que pueden sugerirnos, evocarnos, conmovernos o dejarnos fríos, dependiendo de nuestra personalidad lectora. Como siempre, se ofrece un avance en la página de la editorial:
http://www.alfaguara.santillana.es/libro/de-a-para-x-–-una-historia-en-cartas/1378/

Un apunte adicional: muy interesante es el debate que han dedicado en el programa homónimo que se emite en CNN+ sobre la obra de Manuel de Lope, uno de esos autores que han estado a punto de entrar en el cauce del gran público pero que siempre se han quedado un paso atrás, a pesar de que su calidad como novelista es innegable. Acompañado del conductor del programa y del crítico Santos Sanz Villanueva, hace un repaso por su obra, y especialmente una valoración de su última entrega, Otras islas, en RBA. Hoy lo reponen, y seguro que habrá nuevas difusiones, por lo que puede ser interesante estar al tanto.

Y para terminar: surgió en los flecos de la tertulia (a lo mejor le conviene más este nombre a nuestro club, aunque requeriría de unos "cafeses" y unas pastitas que, por otra parte, no vendrían nada mal) una alusión a Oliver Sacks, el famoso autor de El hombre que confundió a su mujer con un sombrero y de Despertares. Pues bien, el título de su última obra editada por Anagrama es Musicofilia. Un interesantísimo y ameno ensayo, al que os derivo mediante el enlace pertinente: http://www.anagrama-ed.es/titulo/A_394

30/4/09

Crimen y castigo: apuntes

Crimen y castigo

-Concepto de superhombre: precedente de Nietzsche -> vínculo con personajes románticos (Julian Sorel), frente a la inacción.
Precedente en la obra de Dostoievski: Memorias del subsuelo (personaje huraño y marginado, modelo de aislamiento y cinismo). En esta ocasión, se transforma en un personaje vital que actúa, lo que acarrea las consecuencias inversas.

-Elementos autobiográficos: Importancia de su estancia en presidio. Problemas de salud y familiares.
Adquisición de una idea de virtud regeneradora a través del dolor y la vida sociable del penal.

-Motivos del asesinato:
a) llevar a la práctica la teoría del superhombre
b) Motivos meramente pecuniarios
c) Motivos familiares afectivos: mata para evitar condenar a su madre a la pobreza y a su hermana a la prostitución, convirtiéndose así en mártir.

-Moral biológica: acelera un proceso natural. Sade, Darwin (selección natural) > restablecer el orden de la Naturaleza.
-Justificación: todo el mundo vierte sangre, y los que lo han hecho de una manera más brutal son los que han hallado gloria (conversación con Dunia).

-¿Es más criminal Raskólnikov o la usurera?: degradación moral, obliga a los demás a cometer acciones vejatorias (desde la humillación inicial a la necesidad de prostituirse o, como Rodino, convertirse en asesino). Además, su vida es una prolongación insultante frente a la de niños y jóvenes que mueren sin recursos, que ella acumula evitando que sirvan para favorecer a la sociedad.
“No era un piojo, era un ser humano” (Sonia): ¿lo era?


-Tema religioso:
Rodion = Cristo heterodoxo y romántico (de su pecado nace la santidad)
Preterición del bien personal en favor del social.
Desde el primer momento sabe que sus actos tendrán consecuencias: pasión.
Presidio: Muerte y resurrección redimido de los pecados.
El amor está presidido por la castidad, la piedad y el amor fraternal (“No me inclino ante ti, sino ante todo el dolor humano”).
Sonia = Magdalena.
Marmeladov: bebe poara sufrir más intensamente su pena: la autodestrucción como forma de expiación.
-El criminal y la prostituta ante la lectura de la Biblia.

-Otras consecuencias de la injusticia social: Alcoholismo (Marmeládov); prostitución (Sonia); locura (Katerina Ivanovna) -> ¿Es peor la cárcel?

-La novela como lectura:
¿Lastrada demasiado por el contenido simbólico?
¿Lastrada demasiado por el contenido panfletario sobre los problemas sociales?


Apreciaciones de Vladimir Nabokov


Aunque una primera lectura de la novela puede fascinarnos, Nabokov encuentra que existen una serie de taras que la convierten en una novela mucho menos brillante de lo que habitualmente se cree. En concreto, el gran fallo (ético y estético) para el escritor ruso radica en el episodio en que Rodion descubre, junto a Sonia, el Nuevo Testamento, y especialmente en el triángulo asesino – prostituta – Biblia. Asimilar, bajo el concepto de cristianismo, a una asesino con una prostituta, esta última redimida ya desde la época de Jesús desde la moral religiosa, se convierte en una triquiñuela sentimental y niega el pathos con que quiere dotar a la novela.
Además, en un joven dotado de virtudes físicas e intelectuales, Nabokov, tras repasar los motivos de su actuación, encuentra una motivación que tilda de fascista. El tránsito de los valores elementales de la sociedad hacia el encomio de la tiranía napoleónica no encuentra justificación, al menos convincente, en el retrato psicológico del personaje.
Finalmente, no encuentra una buena justificación al hecho de que el crimen deba ser redimido públicamente, especialmente cuando se trata de un personaje el que lo comete a quien tilda de neurótico: no puede haber una profundidad ideológica en alguien de extracción social baja, aunque tampoco sería viable ni creíble si no perteneciese a ese estrato social. La crítica al materialismo queda puesta en entredicho, y no es factible aceptar la redención moral a través del sufrimiento físico que para Rodion parece ser inapelable.

29/4/09

Erri de Luca

Uno de esos autores a los que en alguna ocasión hemos mentado pero que merece una llamada de atención por ser una voz al margen. El napolitano Erri de Luca acaba de publicar en castellano su última novela, El día antes de la felicidad (Siruela), y la entrevista que le han hecho para Babelia me ha parecido suficientemente interesante como para colgárosla a continuación:

Entrevista Erri de Luca, escritor y comunista, a propósito de "El día antes de la felicidad"·
Miguel Mora
Babelia
Militante revolucionario y ex obrero de Fiat, Erri de Luca es un tipo misterioso. Tiene cara de lord inglés, pero es napolitano y viste como un agricultor. Traduce obras del hebreo antiguo y del yiddish, pero asegura que tampoco es judío y que lo aprendió para leer la poesía de primera mano. Su cara de no haber roto un plato encubre un pasado agitado y comunista: fue militante revolucionario en Lotta Continua, y dice no arrepentirse en absoluto de haber vivido "el tiempo en que los obreros follaban". Sus manos enormes y curtidas remontan también a ese momento: él mismo fue obrero en Fiat (montaba motores de camiones), y albañil, aunque sostiene que llegó tarde a la fiesta.
Hoy, a los 58 años, De Luca es un escritor, poeta y cuentista fuera de normas y etiquetas con títulos como Aquí no, ahora no y Montedidio. Alpinista ocasional, vive en el campo, cerca del lago de Bracciano, a 50 kilómetros de Roma. Su última novela encabeza la lista de los libros más vendidos del país. Es El día antes de la felicidad (Siruela). Es un relato sencillo y poético, con toques de historia y de humor napolitanos. Narra la educación sentimental de un joven huérfano, que crece en los años sesenta protegido por un portero de finca. Don Gaetano, sabio y memorioso, le explica cómo escondió a un judío durante la ocupación nazi, cómo fue la revuelta y la liberación. Mientras le escucha, el héroe va forjándose un carácter; el amor y el futuro los encontrará lejos.
La protagonista es Nápoles, ciudad de la que De Luca se largó a los 18 años. Hoy ha bajado a Roma, y llega antes de la hora a su café preferido de Piazza del Poppolo.
PREGUNTA. ¿Se siente italiano o napolitano?
R. Como escritor y hablante, vivo en la lengua italiana. La lengua italiana es mi patria, pero no tengo sentimientos patrióticos respecto a mi país. Si suena el himno no se me acelera el pulso, con la bandera tampoco. Pero la lengua me gusta. Nací y crecí en napolitano y me convertí en un escritor en italiano. No soy un escritor italiano, sino en italiano. Acabé dentro de la lengua de mi padre.
P. ¿Cambió de patria?
R. De lengua. Mi padre pretendía que en casa hablásemos italiano sin acento. La mamma hablaba en napolitano. Ella era el lugar, era Nápoles.
P. Sé que murió hace unos días y vivía con usted. ¿Tenían buena relación?
R. Una relación tardía, adulta, pero buena, fuerte. Vinieron los dos a vivir conmigo porque no les llegaba el dinero.
P. ¿Cómo era Nápoles cuando se fue?
R. Una ciudad del sur del mundo. Tenía la más alta mortalidad infantil y la más alta densidad de Europa, vivíamos apezuñados. Era una ciudad tomada por los americanos, la sede de la VI Flota, y estaba siempre abierta y vendida para las salidas de los miles de militares americanos, que eran la mayor fuente de renta. Vendida porque, si cometían un delito, respondían ante sus jueces militares. Era una ciudad entregada. Se parecía a Manila, a Saigón...
P. Una colonia...
R. Con toda la ilegalidad secundaria que eso comporta. Era el mayor burdel del Mediterráneo y el centro del contrabando europeo. Hoy es uno más entre tantos matices del norte, aunque sigue siendo una ciudad poco italiana, más bien española. Los españoles estuvieron mucho tiempo y se hicieron napolitanos. Los reyes que triunfaban hablaban el dialecto. Nápoles es anárquica y monárquica. Siempre le gustó tener un rey para los domingos. Los otros seis días le gusta estar a su aire y que el rey deje hacer.
P. ¿La Camorra es española o americana?
R. La palabra es española, la práctica es toda nuestra. Nada que ver con la Mafia, no tiene unidad de mando. Son 200 familias que se reparten el terreno en pequeños trozos, en permanente bronca entre ellas. Por eso es ingobernable. Existía con los españoles, se adaptó a los americanos, y cuando se fueron los americanos se volvió a adaptar.
P. ¿Quién le contó la ocupación nazi?
R. Mi madre. La historia la contaban las mujeres porque los hombres o estaban en el frente o en la cárcel o emboscados. Nápoles fue la ciudad más bombardeada de Italia. En ese momento en que se preparaba la batalla militar entre los alemanes y los norteamericanos surgió la insurrección, por pura acumulación de tensión. Fue una mezcla de pequeñas historias.
P. ¿Alguna heroica?
R. En Nápoles no gustan los héroes. Siempre reducimos las historias heroicas, las deformamos, les quitamos importancia. Fue una combinación de miedo, cotilleos y cosas cómicas. Todo junto les hizo vencer.
P. ¿Por qué contó la historia a través de Don Gaetano?
R. Porque uno escucha a las mujeres pero aprende de los hombres. Las mujeres son la fuente de información, pero la herencia es un acto masculino, paterno. Es el padre el que transmite y entrega la pertenencia a un lugar. A través de ese relato masculino el chico se da cuenta de no ser un huérfano sino el hijo de una ciudad de la que debe aprender a marcharse.
P. ¿Nápoles es padre o madre?
R. En mi caso fue una ciudad-causa. Fui consecuencia de ella, me transmitió una precisa educación sentimental nerviosa. Aprendí los sentimientos constitutivos del hombre, la cólera, la compasión y la vergüenza. Y me templó el sistema nervioso una octava por encima de lo normal. En eso Nápoles se parece a Jerusalén. Tiene esa misma tensión nerviosa. Disimula, no quiere escrutarte, finge ignorarte, pero en realidad te percibe con todos los demás sentidos, con el olfato, las orejas, la vibración del cuerpo...
P. ¿Sintió pena al irse?
R. Me despegué como pude. Tenía encima una mole que me expulsaba. Me arranqué como un diente de una encía. Luego no pude reimplantarme en ningún sitio. Cuando me fui supe que no volvería, pero allí no podía seguir. Estaba solo. Luego encontré a mi generación en la calle, rebelde primero y revolucionaria después, y ahí sentí otra pertenencia, en vez de a un lugar, al tiempo. Soy un producto del tiempo, del 900.
P. Y de la revolución fallida.
R. Fui revolucionario a tiempo completo todo el decenio de los setenta. Milité en Lotta Continua hasta 1976, y cuando acabó me hice obrero y seguí solo. Fue la herencia del tiempo, y hoy lo veo con lealtad. No me gusta la nostalgia, pero soy leal con las razones de aquel tiempo. Pienso que aquel hombre joven que fui reconocería en mí a la continuación de sí mismo. Quiero pensarlo.
P. ¿Hizo la cosa justa?
R. Cuando las cosas hay que hacerlas, justo o injusto, no hay elección.
P. Pero no tomaron el poder.
R. Era una revolución rara. Era más cuestión de entorpecer al poder y hacer crecer a la sociedad. No fue inútil. Fue necesario, y dio resultados. No en las vidas personales, ahí lo pagamos caro porque fuimos la generación más encarcelada de la historia, incluida la que vivió el fascismo.
P. ¿Usted hizo cárcel?
R. Poca y muy temprano, en 1968 o 1969.
P. ¿Y lucha armada?
R. Prefiero no contestar. Pero toda revolución prevé recurrir a las armas.
P. ¿Defiende todavía el 68?
R. La historia la escriben los vencedores, no los condenados. El 68 fue sólo el momento de la salida, la campana que sacó a los estudiantes de clase. Era el periodo en que los obreros follaban. Ser obrero era una posición social de prestigio. Eran un punto de referencia. La vanguardia. Tenían poder y encanto.
P. ¿Usted folló mucho?
R. Yo no, me hice obrero tarde. Y entonces no teníamos derecho al amor, el amor era... un pretexto para retirarse.
P. ¿Fue una guerra civil?
R. No desde el punto de vista de las pérdidas pero sí de las condenas: 5.000 condenados por banda armada. No existía la responsabilidad individual. Por eso esa generación hizo los hijos muy tarde. Yo ni eso, porque soy estéril como un mulo. Muchos compañeros míos se mataron con la heroína para ajustar cuentas rápido. Y unos pocos se hicieron periodistas o cambiaron de chaqueta.
P. ¿Usted ajustó las cuentas?
R. Hay todavía prisioneros, las cuentas sólo están suspendidas.
P. ¿Y no piensa que Berlusconi es en parte consecuencia de esa lucha?
R. No, es la alegre consecuencia de que hemos pasado de ser un país de emigrantes a un país de propietarios de casas, primera y segunda. Italia es un país de nuevos ricos, con todos los tics del nuevo rico. Por eso elige como primer ministro al más rico, como presidente de la República, a un ex dirigente del Banco de Italia, y como opositor, a un profesor de economía. Italia ha idolatrado la economía, sólo piensa en el dinero. Es como Suiza, pero con más gente.

18/4/09

En abril, novedades mil (III)

No es broma cuando decimos que la cosa está que arde, así que sintetizo en un solo post dos noticias bastante jugosas:

-Llegan de nuevo las Jornadas de Poesía en Español. Todos los años mencionamos aquí esta interesante iniciativa que desde hace unos años coordina Paulino Lorenzo, y que este año cuenta con la presencia de algunos viejos conocidos de indudable atractivo. Así, Andrés Trapiello, cuya nueva novela hemos mentado, acudirá el día 22 de mayo, como
 suculento preámbulo al día de San Jorge, y otro incondicional como Alejandro Bekes volverá a dejar su voz en Logroño. Junto a ellos, los cubanos Alcides y Arcos, y una sorprendente presencia, la del canadiense Brenan Croskerry, quien, según la nota de prensa distribuida, interpretará temas
 inspirados en su obra poética y en la de otros poetas hispánicos. Si podéis acudir, no dejéis de hacerlo.

-El flamante académico José María Merino acaba de dejar en nuestras librerías su última novela: La sima (Seix Barral), en la que narra con su habitual lirismo la historia de un estudioso de la guerra carlista que, en busca de tranquilidad y sosiego, vuelve a su pueblo, donde encontrará espacio para sus recuerdos y reflexiones. La sima es el lugar que sirvió para recoger los cuerpos de los caídos en la guerra civil, y ello le hará establecer conexiones entre la historia que él estudia, la historia vivida y sus múltiples perspectivas. Sí, más guerra civil, pero de la mano de José María Merino se convierte en una novela que merece la pena leer.

-Y no os menciono la nueva novela de Julián Ríos, Puente de Alma, ya que de sobra conocéis mi pasión por este larvado gallego...

En abril, novedades mil (II)

Los señores de Tusquets me perdonarán, pero es un fastidio que no se pueda enlazar directamente a la entrada de su página dedicada a la nueva –y sorprendentemente voluminosa- novela de Gonzalo Hidalgo Bayal, uno de los más sólidos autores contemporáneos de nuestros pagos, y que adquirió un reconocimiento merecido con su Paradoja del interventor. En El espíritu áspero, como su propio título indica, hace un guiño al mundo de las clásicas, al contarnos la historia que un profesor de latín y griego ha dejado de sí y de su mundo al morir. Uno de los “must read” de la temporada. No dejéis de echarle un vistazo.

Otro de ellos, pero que sin duda no requerirá de más propagandas, es la nueva “novela” de Javier Cercas, Anatomía de un instante, también de contundente recorrido. Aquí sí que podéis acceder a las primeras páginas, en que Cercas expone su intención de no hacer una novela convencional, sino una suerte de crónica de los hechos del 23 F, a modo de thriller. Revisión histórica y genérica para quien ya bregó con ambos aspectos en Soldados de Salamina.
http://www.randomhousemondadori.es/me_gusta_leer/Libros/A/Anatomia-de-un-instante-ES/Anatomia-de-un-instante

Ignacio Martínez de Pisón es otro de los valores seguros que se han labrado un reconocimiento (y un huequecito en nuestro club por razones más personales), y que ha bassado la fuerza de su narrativa en la revisión de nuestro pasado reciente. Como Dientes de leche, aparece en Seix Barral su colección de cuentos Aeropuerto de Funchal, algunos de ellos inéditos, y que la crítica tilda de “chejovianos”. Lo comprobaremos.

En breve, añadiremos a la lista dos novelas: la nueva de Andrés Trapiello, Los confines, basada en una relación de infidelidades que promete pasión a borbotones, y la novela ganadora del premio Primavera de Alfaguara, El viajero del siglo. Ya os he contado mi opinión sobre Neuman, joven autor nacido en Argentina pero cuya extensa obra se ha gestado en España, con lo que no abundaré más, y ya hablaremos en cuanto tengamos la novela en nuestras manos.

Y para quienes estéis de humor y en los madriles, como los últimos años llega el día del libro “La noche de los libros”, en que se puede fatigar los estantes de las librerías hasta la medianoche y de paso se organizan por doquier actividades culturales relacionadas con ese conjunto de hojas escritas que se ha dado en llamar libro y al que algunos tenemos la suerte de dedicar nuestro tiempo.

17/4/09

En abril, novedades mil (I)

No basta con un solo post para dar cuenta de las decenas de novedades que requerirían de un carrito de la compra tamaño XXL si hubiera de llevarlas al aula. Así que os hago un ínfimo repaso virtual a fin de que podáis tener en cuenta algunos títulos en vuestras visitas a las librerías. La primera de ellas es la nueva traducción de John Berger, De A para X. Una historia en cartas (Alfaguara). Es uno de esos textos que podrían postularse para la lectura en el aula; primero, por la trascendencia de Berger, un autor inglés con una capacidad de aunar a la crítica por su calidad literaria, basada en la mirada directa a la realidad. Él mismo expresaba así su método, en que narración y reflexión están indisolublemente unidos:

–No creo que la pintura esté tan presente en mi escritura. Lo que sí está presente es lo visible, y lo visible es también el tema de la pintura. Lo visible es esa flor, la luz que le acaricia la oreja; se trata de algo esencial en mi escritura. Cuando comienzas a descubrir lo visible con tus ojos y con tu imaginación, que es, por cierto, lo que haces al dibujar, sobre todo si se trata de algo natural, como el ser humano, la geología, una flor, una colina, un paisaje, un animal, cuando empiezas a mirar esas cosas te haces consciente del orden increíble y de la complejidad que encierran. No sólo su apariencia, sino también su estructura te llevan a pensar que han sido creados. Y por tanto, hay una conexión entre la creación con “C” mayúscula y el modesto acto de crear. Creo que ésta es la razón principal por la que lo visible es tan importante en mi escritura. Y es también el motivo por el que al escribir una historia la concibo como si fuera un objeto, como una piña, como un iris, como un pájaro. Concibo mis historias como objetos visibles;

segundo, por el tema de la obra. Os adjunto el enlace a la página de Alfaguara para que veáis su contenido y las críticas:
Otra de las novedades, aunque no lo es tanto, es la novela de Ángeles Mastretta Mal de amores (Seix Barral). Aunque la revolución mexicana de principios del XX es uno de los temas más recurrentes en la narrativa de aquel país, Mastretta aporta una perspectiva diferente al plantear un personaje femenino que rechaza las convenciones, políticas, sociales, religiosas, creando así una novela especialmente afortunada. Sin ser una novela redonda, sí que es recomendable, pese a que su extensión -casi 400 páginas- la elimina casi de nuestro programa de lecturas.
Y una nueva entrega de Cesare Pavese en el año de su aniversario (y ojalá de su rehabilitación para el lector español). Lumen recupera una de las obras menores, El camarada, publicada en 1947, cuyo título refleja los tintes políticos de esta novela, en que un joven burgués se enfrenta a la realidad a partir de un suceso con su antagonista y amigo, y tras un viaje a Roma en que busca salir de su confusión ideológica; además, encontramos la historia de una traición en tiempos turbios, con la prosa descarnada habitual en este imponente autor italiano.

Más recuperaciones: nueva traducción de nuestro querido Sándor Márai, cómo no, en Salamandra. Se trata de Los rebeldes, cuya presentación editorial os copio a continuación:

Apenas unos meses antes del final de la Primera Guerra Mundial, cuatro jóvenes acaban sus estudios y se enfrentan al último verano de la adolescencia. En cuestión de semanas serán llamados a filas y enviados al frente, un frente del cual sólo llegan noticias nefastas. Así, unidos por su aversión a lo que promete ofrecerles la madurez, Tibor, Ábel, Erno y Béla crean un universo particular y juegan a desafiar todas las reglas: beben y fuman en exceso, juegan a las cartas, se inventan extravagantes historias, cometen pequeños hurtos... Ante la ausencia de padres, tíos y hermanos mayores, realizan su propio aprendizaje de la vida libres del control familiar, hasta que la aparición de un improvisado mentor, un avieso actor que está de paso en la ciudad, hará que sus juegos, y sus vidas, se precipiten por caminos insospechados que los llevarán hacia un dramático desenlace.
Sándor Márai publicó esta novela cuando tenía treinta años y acababa de regresar a Hungría. Aunque ya era conocido como escritor de talento, Los rebeldes causó un gran impacto y acabó de consagrar a su autor, que iniciaba entonces uno de sus períodos creativos más intensos y fecundos. En 1988, casi al final de su vida, Márai aceptó revisar el texto original para que su editor húngaro la publicase en Canadá con los restantes volúmenes del ciclo de la dinastía de los Garren —Los celosos y Los ofendidos—, conjunto que el propio autor consideraba su obra magna.


Otra buena noticia es la recuperación de un texto de Yukio Mishima inédito en castellano: El color prohibido (Alianza). El resumen de la novela nos sirve, conociendo el estilo preciosista y trágico de su autor, para augurar una deleitable lectura:
Shunsuké, un famoso escritor sexagenario, se siente atraído por la extraordinaria belleza de un joven homosexual, Yuichi. Lo ha conocido por medio de Yasuko, una joven de la que está enamorado, pero que no le corresponde ya que se siente atraída por Yuichi sin conocer sus inclinaciones. Tras la aparente estabilidad emocional de Shunsuké se esconde una vida atormentada con terribles fracasos sentimentales y altísimas cotas de misoginia a la que da rienda suelta en un diario que nunca verá la luz.

La novela de Jack Kerouac En la carretera ha tenido tal influencia que hasta en un anuncio de hace unos meses de coches se hacía referencia a este libro y se leía un pasaje como ejemplo de frescura y libertad que asumía la marca (disculpadme, no recuerdo cuál). Pues bien, llega una nueva traducción, ahora sobre el rollo en el que al parecer su autor la escribió, y en el que no tuvo cuidado de camuflar los nombres de los aludidos, ni siquiera el suyo propio, lo que sí sucedía en la edición accesible hasta ahora. Anagrama, quien ya ha recuperado a otros autores beat (hace no demasiado llegaban los Aullidos de Ginsberg), es quien nos trae esta obra esencial de la narrativa norteamericana.

Y cómo olvidar la labor de El Acantilado, cuya recuperación del aventurero y misterioso B. Traven les está trayendo algún que otro dolor de cabeza. Sin embargo, nosotros podemos recuperar una de las historias más conmovedoras que el cine nos ha grabado indeleblemente en la memoria con El tesoro de Sierra Madre (os confieso que ese progresivo aumento de tensión y el retrato de la codicia más despiadada me impactó). Aunque no podremos borrar de la mente la imagen de Humphrey Bogart, disfrutaremos del relato original en una nueva traducción.

Y quedan para un segundo post las novedades españolas...

Bloom y Crimen y castigo

Aquí estamos de nuevo, tras un largo periodo de ¿vacaciones? Eso sí, con las fuerzas renovadas para afrontar la semana del libro (23 de abril, nuestra próxima cita), con los agasajos habituales y las librerías rebosantes de novedades. Entre ellas, que iremos comentando, la nueva edición de un clásico 'beat' como En la carretera de Kerouac, y las últimas entregas de Martínez de Pisón, Javier Cercas, etc.

De momento, tenemos una cita pendiente con Dostoievski, cuya lectura espero que no se os haya convertido en penitencia pascual. Por ello, os subo el capítulo que Harold Bloom (de quien ya hemos hablado) dedica a Crimen y castigo en su libro de presuntuoso título Cómo leer y por qué (Anagrama). Creo que hay algunas ideas muy sugerentes para el debate:


FEDOR DOSTOIEVSKI:
Crimen y castigo

Raskolnikov, un estudiante resentido, juega con la terrible fantasía de matar a una vieja avarienta y usurera que lo explota. La fantasmagoría se vuelve realidad con el asesinato, no sólo de la vieja sino también de su hermanastra. Una vez cometido el crimen, el destino de Raskolnikov lo lleva a encontrarse con los tres personajes capitales de la novela. La primera es Sonia, una muchacha angelical y piadosa que se sacrifica como prostituta para mantener a sus míseros hermanos. Otro es Porfiri Petróvich, un perspicaz juez de instrucción que es el paciente némesis de Raskolnikov. El más fascinante es Svidrigáilov, monumento al solipsismo nihilista y la lujuria fría.
En los intrincados movimientos de la trama, Raskolnikov se enamora de Sonia, poco a poco se da cuenta de que Porfiri lo sabe culpable y cada vez más descubre en el brillante Svidrigáilov su propio potencial de degradación. El lector llega a comprender que Raskolnikov está profundamente dividido entre el impulso de arrepentirse y la convicción de que su ser napoleónico necesita expresarse con plenitud. También en Dostoievski hay una división sutil, ya que Raskolnikov no se desploma en el arrepentimiento hasta el epílogo de la novela.
Ciento treinta años después de su publicación, Crimen y castigo sigue siendo la mejor novela de asesinato que se ha escrito. Hay que leerla - y poco cuesta, absorbente como es - porque, como Shakespeare, nos altera la conciencia. Aunque muchos rechacen el nihilismo de las grandes tragedias shakesperianas de sangre - Hamlet, Otelo, El rey Lear, Macbeth -, esas obras son el origen innegable de los grandes nihilistas de Dostoievski: el Svidrigáilov de Crimen y castigo, el Stavroguin de Los demonios y el padre de Los hermanos Karamazov. Nunca sabremos en qué creía (o de qué descreía) realmente Shakespeare; sabemos en cambio que Dostoievski se hizo clerical reaccionario a un extremo casi inconcebible. En cuanto a Crimen y castigo en particular, deberíamos seguir el adagio de D.H. Lawrence: Confía en el relato, no en el narrador.
Dostoievski creía en un cristianismo aún por venir: un tiempo en que todos nos amemos sin egoísmo y nos sacrifiquemos por los otros como lo hace Sonia en Crimen y castigo. En esa fase cristiana, más allá de la civilización como la conocemos ahora, ¿podrían escribirse novelas? Es de presumir que no las necesitaríamos. Tolstoi, que quería que Dostoievski fuera el Harriet Beecher Stowe de Rusia, insistía en valorar La cabaña del tío Tom por encima de El rey Lear.
Dostoievski, esencialmente un trágico - no un moralista épico - no estaba de acuerdo con Tolstoi. A veces cavilo que a los veintitrés años Dostoievski dejó el ejército ruso para seguir la carrera literaria y Rodión Raskolnikov tiene la misma edad el espantoso verano en que, para agrandar la visión napoleónica de su yo, mata gratuitamente a dos mujeres. Hay una afinidad sumergida entre la negativa de Raskolnikov a desviarse de su autoestima y la búsqueda heroica de Dostoievski en pos de la escritura de ficciones eternas, búsqueda que culmina en Los hermanos Karamazov. Raskolnikov acaba por arrepentirse (en el poco convincente "Epílogo" de la novela) al rendirse por completo a la magdaleniana Sonia - esperanza de ascenso, a lo Lázaro, de la muerte a la salvación.
Pero, como su recalcitrante carácter trágico está ligado inextricablemente a la pulsión heroica de Dostoievski por componer grandes tragedias, es improbable que su tardía humildad cristiana persuada al lector. Dostoievski es soberbio en los comienzos y asombroso en los desarrollos medios, pero extrañamente débil en los finales; cuando uno esperaría que el temperamento apocalíptico debería hacerlo experto en cuestiones últimas.
Los lectores abiertos a la oscuridad de la experiencia en Crimen y castigo podrán ponderar bien, no sólo la escisión de Raskolnikov, sino la fisura abierta en Dostoievski; y acaso concluyan que si éste es reacio a transformar completamente a Raskolnikov en un ser redimido es por una recalcitrancia de orden más dramático que moral - religioso.
Las obras que presentan nihilistas abrumadores como Svidrigáilov o Yago no se condicen con el final feliz. Cuando yo pienso en Crimen y castigo, en seguida me viene a la mente Svidrigáilov, y la explicación que da al apretar el gatillo suicida me produce un escalofrío: "En marcha hacia América." Éste es el post - nihilista (con el mero nihilismo no alcanzaría) que dice a Raskolnikov que la eternidad existe; es como la mugrienta casa de baños del campo ruso, infestada de arañas. Después de haberlo visto enfrentarse con la cosa auténtica en Svidrigáilov, encarnación de la Vía a la Miseria, podemos perdonar a Raskolnikov cuando anhela una visión más consoladora, crea en ella o no.
A mi parecer hay una afinidad real entre Raskolnikov y el asesino Macbeth, como la hay entre Svidrigáilov y el Edmund de El rey Lear, otro sensualista frío. Nacido en 1821, Dostoievski asocia más abiertamente al perturbador Svidrigáilov con Lord Byron, a quien popularizara en Rusia el poeta nacional Pushkin - antecesor asimismo de Dostoievski y Turguéniev en la simpatía por Shakespeare. La lascivia criminal de Svidrigáilov, excitada en particular por las niñitas, es una degradación de las inclinaciones de Edmund y de Byron. Sin embargo Raskolnikov - aunque por demás alarmante - está muy lejos de Svidrigáilov, del mismo modo que el asesino pero comprensivo Macbeth es más un villano - héroe que un par de Edmund y Yago.
Dostoievski emula a Shakespeare al identificar la imaginación del lector con Raskolnikov; de modo parecido nos usurpa la imaginación Macbeth. Porfiri, el juez de instrucción que brillantemente tortura a Raskolnikov con la incertidumbre, se presenta como cristiano, pero está claro que disgusta a Dostoievski, que considera al némesis de Raskolnikov como un "mecanicista" influido por Occidente, un manipulador de la ya torturada psicología del protagonista. Sonia se encuentra espiritualmente más allá del lector, en la dimensión trascendente, mientras que el siniestro Svidrigáilov lo excede en el modo demónico. No tenemos más refugio que la conciencia de Raskolnikov, tal como tenemos que viajar con Macbeth al corazón de sus tinieblas. Puede que nosotros no matemos ancianas ni monarcas paternales, pero puesto que somos en parte Raskolnikov o Macbeth, acaso en ciertas circunstancias lo haríamos. Como Shakespeare, Dostoievski nos hace cómplices de los asesinatos de su villano - héroe. Tanto Macbeth como Crimen y castigo son tragedias auténticamente aterradoras que no nos purgan de la piedad, no digamos ya del miedo. Invirtiendo la sociomédica idea aristotélica de la catarsis, según la cual la tragedia nos libera de emociones que no conducen al bien público, Shakespeare y Dostoievski ejercen sobre nosotros designios más oscuros.
Es por esta participación en el carácter sublime de Macbeth que Crimen y castigo trasciende el efecto de deprimirnos, aun si nos conduce por un insalubre verano de San Petersburgo durante el cual una fantasmagoría de pesadilla se vuelve realidad. Cada muro que miramos parece de un amarillo detestable, y el horror de la metrópoli moderna es retratado con una intensidad que rivaliza con Baudelaire o con Dickens en sus momentos menos afables. Empezamos a sentir que en el San Petersburgo de Raskolnikov, como en la embrujada Escocia de Macbeth, también nosotros podríamos cometer crímenes.
La cuestión de cómo leer Crimen y castigo se convierte pronto en una pregunta precisa: ¿cuál es la causa de que Raskolnikov se vuelva asesino? Una vez más como Macbeth, está repleto de buenas cualidades; sus impulsos son en lo esencial decentes, por cierto humanos. Me asombra que el eminente novelista moderno italiano Alberto Moravia haya visto en Raskolnikov un precursor de los comisarios stalinistas, que eran más conocidos por oprimir a otros que por atormentarse a sí mismos. Lo mismo que Svidrigáilov, su parodia demónica, Raskolnikov se autocastiga; el masoquismo que practica es absolutamente incompatible con el profeso deseo de ser un Napoleón. En cierto sentido, Raskolnikov mata para descubrir si es o no un Napoleón en potencia, aunque tiene sobradas razones para creer que no lo es ni por asomo. Quizá sea más profunda la feroz culpa de Raskolnikov, que precede a los crímenes. De que lo suyo sea una versión grosera de la voluntad - de - sufrir de Sonia tengo serías dudas. Tampoco es un doble pasivo de Svidrigáilov, cuyo sadismo malevolente es una máscara para "marchar a América", esto es, para suicidarse. Parece imposible distanciar a Raskolnikov de Dostoievski, que a los veintiocho años soportó ocho meses de prisión solitaria por haber sido parte de un grupo extremista. Bajo sentencia de muerte, sus compañeros y él recibieron el indulto cuando ya se hallaban ante el pelotón de fusilamiento. Siguieron cuatro años de trabajos forzados en Siberia, en el curso de los cuales Dostoievski se hizo monárquico reaccionario y devoto fiel de la Iglesia Ortodoxa Rusa.
Raskolnikov va siete años a Siberia, leve sentencia por un doble asesinato, pero ha confesado los crímenes y el tribunal lo ha declarado demente al menos en parte, sobre todo en el momento del acto. No veo cómo un lector común y abierto podría atribuir con mediana certeza algún motivo a las transgresiones de Raskolnikov, en cualquiera de los sentidos corrientes de la palabra motivo. La malignidad, hondamente arraigada en Svidrigáilov - como en Yago y Edmund - tiene escaso lugar en las psiquis de Raskolnikov y Macbeth, lo cual hace sus caídas aún más aterradoras. Tampoco progresamos mucho buscando en Raskolnikov y Macbeth el Pecado Original. Ambos sufren de imaginaciones poderosamente prolépticas o proféticas. En cuanto perciben que una acción potencial será un avance para la personalidad, dan el salto y experimentan el crimen como si ya lo hubieran cometido, con toda la culpa consiguiente. Con una imaginación tan potente, y una consciencia tan culpable, el asesino real es apenas una copia o una repetición, un auto - agresor que lacera la realidad, aunque sólo para completar lo que en cierto modo ya se ha hecho.
Absorbente como es Crimen y castigo, resulta imposible limpiarla de tendenciosidad, el invariable defecto de su autor. Dostoievski es un sectario, y en todo lo que escribe deja explícita su feroz perspectiva. Lo que se propone es levantarnos, como a Lázaros, del nihilismo o el escepticismo y convertirnos a la Ortodoxia. Escritores tan eminentes como Chéjov y Nabokov han sido incapaces de soportarlo; no lo consideraban un artista sino un estridente pseudoprofeta. Para mí, cada relectura de Crimen y castigo es una experiencia terriblemente poderosa pero un tanto nociva; casi como si fuese un Macbeth compuesto por el propio Macbeth.
Raskolnikov nos lastima (como nos lastima Macbeth) porque no podemos desatarnos de él. A mí Sonia me parece del todo insufrible, pero ni Dostoievski tenía el poder de crear una santa cuerda; lo que siento ante ella es crispación. Pero es extraordinario que Dostoievski haya podido darnos dos personajes secundarios tan nítidos como Porfiri, el juez de instrucción que es el poderoso oponente de Raskolnikov, y el asombrosamente plausible Svidrigáilov, cuya fascinación no se agota nunca.
Porfiri, investigador consumado, es una especie de pragmático y un utilitarista; cree que mediante el ejercicio de la razón puede alcanzarse el mayor bien para la mayoría. Supongo que cualquier lector, incluido yo, preferiría cenar con Porfiri que con el peligroso Svidrigáilov, pero sospecho que Dostoievski habría preferido al segundo. En un juego de espera de hermosa composición, Porfiri se compara sin ningún reparo con una vela, y a Raskolnikov con la polilla que vuela alrededor:

- ¿Y si huyo, qué? - preguntó Raskolnikov con una sonrisa extraña.
- No huirá usted. Huiría un campesino, o un disidente moderno, cualquier lacayo
de ideas ajenas, porque a esos basta con enseñarles la punta del dedo, como al
Grumete Obediente, para que el resto de sus vidas crean lo que uno quiera. Pero
usted, que ya no cree ni en su propia teoría, ¿por qué iba a huir? ¿De qué le
valdría ocultarse? La vida del fugitivo es larga y odiosa, y lo que usted más
necesita es una posición y una existencia definidas, y una atmósfera adecuada.
¿Qué clase de atmósfera tendrá si escapa? Huya y verá como acaba regresando
de usted mismo. No puede seguir adelante sin nosotros.


Este es un momento merecidamente clásico en la historia de la "novela detectivesca": difícil encontrar algo más sutil que el "No puede seguir adelante sin nosotros" que la vela Porfiri asesta a la polilla Raskolnikov. Uno siente que incluso el soberbio Chéjov se equivocaba; subestimar a Dostoievski es riesgoso, incluso cuando no se le tiene ninguna estima.
Más riesgoso y aún más memorable es Svidrigáilov, nihilista auténtico y extremo final de lo que podría llamarse vía shakesperiana en Dostoievski (si añadimos al Stavroguin de Los demonios). Svidrigáilov es un personaje tan fuerte y raro que ante él casi me retracto de haber acusado a Dostoieveski de tendencioso. Raskolnikov se enfrenta a Svidrigáilov, que persigue a Dunya, hermana del protagonista. He aquí a Svidrigáilov hablando de la mujer que lo rechazará ahora y siempre:

Pese a la sincera aversión que Avdotia Romanovna me tiene, y a mi aspecto permanentemente sombrío e intimidatorio, al fin se apiadó de mí; se apiadó de un alma perdida. Y desde luego que cuando su corazón empieza a sentir piedad por un hombre, una muchacha se encuentra en grave peligro. Le da por querer "salvarlo", hacerlo entrar en razón, educarlo, ponerle delante metas nobles y despertarlo a una nueva vida y nuevas actividades... Bien, todos sabemos lo que se llega a soñar en esas circunstancias. Yo comprendí enseguida que el pájaro había volado al nido de la voluntad propia y a mi vez puse en marcha los preparativos. Da la impresión de que frunce usted el ceño, Rodión Romanóvich. Descuide. Como bien sabe, el asunto no llegó a nada. (¡Demonios, qué cantidad de vino estoy bebiendo!) Sabe, desde el comienzo mismo me pareció una pena que el azar no hiciera nacer a su hermana en el segundo o tercer siglo de nuestra era, como hija de un príncipe cualquiera o de un gobernador o procónsul de Asia Menor. Sin duda habría sido una mártir, y por supuesto habría sonreído mientras le quemaban los pechos con pinzas al rojo vivo. Pienso que hasta lo habría provocado. Y en el siglo cuarto o quinto se habría ido al desierto egipcio a vivir treinta años de raíces, éxtasis y visiones. Es esa clase de personas que se desviven por que alguien las torture, y si no consiguen el martirio son bien capaces de tirarse por la ventana.

Cuando queda demostrado que Advotia Romanovna (Dunia Raskolnikov) no podrá matarlo (aunque el deseo de hacerlo sea más desesperado que el de él por ella), Svidrigáilov "se marcha a América": se suicida. Como la de Stavroguin en Los demonios, la libertad de Svidrigáilov es absoluta y también absolutamente aterradora. Aunque Raskolnikov nunca se arrepiente, en el epílogo se quiebra y cede a la santidad de Sonia. Pero es Svidrigáilov, no Raskolnikov, quien escapa de la feroz ideología dostoievskiana y se diría que escapa del libro. Aunque nadie quiera escribirlo en las paredes del metro, bien puede ocurrir que el lector llegue a murmurar: "Svidrigáilov vive".

20/3/09

Larra y Don Timoteo


Cambio de sesión

Ya sabéis que, en la última sesión, planteamos la posibilidad de cambiar las fechas de las dos venideras: pues bien, queda confirmado que en vez del jueves 26 de marzo, la próxima tendrá lugar el miércoles 25, en el mismo lugar y a la misma hora. Espero que no os suponga ningún inconveniente este cambio.
Por otra parte, llevaremos a cabo el comentario de la ¿novela? de Philip Roth, por lo que si alguien ha tenido dificultades para localizarla, nos pondremos manos a la obra para que todos podamos haberla trabajado antes del miércoles.
Allí nos vemos.

6/3/09

Suma y sigue

Para quienes no pudisteis acudir el último jueves a la sesión, os comento simplemente que planteamos, entre mil y un temas extra e intraliterarios, el de la próxima lectura. Como hubo quórum, y sabemos que somos todos de buen conformar, salió adelante la propuesta que nos había sugerido Nieves de dar cabida al fin a un autor del que hemos hablado bastantes veces pero que no nos habíamos atrevido a comentar: se trata de Philip Roth, y el texto seleccionado acaso no sea de los más habitualmente recomendados, Patrimonio. Una historia real (Seix Barral o DeBolsillo). Os aviso de que se trata de un texto sobre un tema no siempre agradable, pero que como artefacto literario seguro que nos depara buenos momentos (confesión pública: no lo he leído).
Sobre Philip Roth existen mil y un sitios en internet, e incluso una de las últimas obras publicadas en Modadori es una compilación de entrevistas, ensayos y artículos de/sobre él: Lecturas de mí mismo.
Por cierto, en La Razón de ayer jueves 5 de marzo aparecía una amplia entrevista a este autor a raíz de su última publicación en España (Indignación, en Mondadori) y de sus proyectos inmediatos. Os la copio a continuación:

«Un escritor no se jubila, se vuelve loco»

5 Marzo 09 - Marta Torres- Nueva York

Dónde está la gran biblioteca de un escritor como Philip Roth, (Newark, 1933). En su apartamento del Upper West Side apenas tiene libros. Hay una pila con una decena de volúmenes sobre la poliomelitis y en una estantería del salón se ven algunos más. A la izquierda, en una mesa baja de cristal, hay varios ejemplares de historia y un catálogo del Metropolitan Museum de Nueva York. A la derecha, hay una puerta abierta que deja ver parte de una cama con un edredón blanco. Todo está limpio y hay mucha luz. Y, efectivamente, me acaba de sorprender cotilleando. Sonríe. Y explica que «vamos a hacer la entrevista aquí (por la mesa baja)». Nos sentamos frente a frente. Philip Roth está descalzo. Lleva calcetines oscuros con las puntas de colores. Y se pasa toda la entrevista jugando con los pies: los pone y quita en el filo del borde de la mesa mientras habla de por qué empezó a escribir, sus casi 30 novelas, sus premios, su último libro, «Indignation», la sociedad estadounidense, el presidente Barack Obama y su casa de Connecticut. Es ahí, por cierto, donde vive realmente y donde también están sus libros.
Una de las cosas que le preocupan es cómo se van a traducir en español los títulos de sus dos próximos trabajos. Habla despacio. No tiene nada que demostrar y poco que ocultar. Eso sí, reconoce que cuando está en Nueva York se refugia en su apartamento de Manhattan. «Indignación» (Mondadori) narra la historia de un joven, a principios de los 50, en los años en los que estalla la guerra de Corea, que decide irse a estudiar lejos de sus padres. «Nunca voy más abajo de la calle 72». A esa altura, el ajetreo empieza a hacerse dueño de este barrio que tradicionalmente ha sido refugio de escritores, actores, músicos y artistas. Con el tiempo, la mayoría ha terminado en Brooklyn, huyendo de los altos precios y la sensación de que cada vez esta zona se parece más a un parque temático», confiesa.
–Éste es el primer libro después de haber escrito el último sobre su alter ego en la ficción, Nathan Zuckerman –que en español se tradujo como «Sale el espectro»–. ¿Cómo ha sido?
–Zuckerman ha rondado por aquí durante 30 años, pero no en cada uno de los libros que he escrito. Una de las cosas que me alegran de haber terminado con él es que ya no me puedo meter dentro de su biografía. Llegó a su final, a su correcto final. Y con «Indignación» tenemos a un joven. Ahora tengo dos libros nuevos con distintos personajes.
–¿Podría adelantar algo de estos proyectos, «The Humbling» (previsto para este otoño en EE UU) y «Nemesis» (el próximo año)?
–¿Cómo se va a traducir «humbling» en español? Porque no significa lo mismo que humillación. En inglés es cuando algo te derrota. Y creo que mi editor en español va a tener que trabajar en ello. Trata sobre un actor muy conocido que descubre que no puede interpretar más. «Nemesis» creo que en español es igual. El personaje es un profesor que está al cargo de las actividades de recreo de los niños de un colegio en 1944, cuando empezó la epidemia de la polio, enfermedad que tuve en ese año. Estos niños son víctimas de este mal. Es muy duro.
–¿Fue complejo a sus 75 años meterse en la piel de un joven, como el protagonista de «Indignación»?
–No. Lo difícil es conectar con el personaje. Eso es un regalo.
–¿Y qué ocurre cuando esta conexión no se produce?
–Bueno, uno se sienta a llorar (ríe). Entonces, se tiene un mal día, una semana o un mes, y se acaba escribiendo un mal libro. Los buenos escritores no escriben al mismo nivel siempre. No se hace todo en el primer borrador, luego llega el segundo, el tercero y el cuarto. Entonces, el personaje empieza a aclararse. Y comienzas a hacerlos más grandes y a saber quiénes son.
–¿Se le ha rebelado algún personaje? ¿Sabía qué le iba a ocurrir a Marcus?
–(Reflexiona). La verdad es que no lo sabía cuando empecé a redactar. En realidad, no sé mucho cuando comienzo. Escribo la primera página y si está bien, fantástico. No me preocupo de todo. Lo que ocurre es que un párrafo te lleva al siguiente.
–Marcus es un joven como el Neil de «Goodbye Columbus» (1959), su primera novela. ¿Es un tributo?
–No, y la verdad es que mi primer libro está tan lejano que ni siquiera lo recuerdo ya.
–Para «Indignación», situado en la guerra de Corea, leyó diez libros sobre la contienda. ¿Cómo prepara las novelas?
–Generalmente leemos libros para recibir información de lo que sucede en la sociedad, pero no hay nada para crear un personaje. Esa es la razón por la que escribes. Es entonces cuando se crea un personaje. Sabes qué tipo de personas son y les haces comportarse de una determinada manera.
–Marcus es de origen judío, como usted, pero no practicante. ¿En la actualidad, qué función considera que debe tener la religión en nuestras vidas?
–Bueno, no tiene ninguna en la mía. Estoy muy contento de vivir en una sociedad secular. No encuentro que la vida sea más difícil por no tener ninguna creencia. No entiendo a los creyentes. Para mí, no tiene sentido.
–¿Por qué considera que las personas en esta nación son más religiosas que antes?
–Probablemente, es una reacción social. ¿A qué? Podría ser a la modernidad. Nuestra historia se ha hecho a partir de continuos cambios. Lo hace cada cinco años. No sólo debido al presidente (su mandato es cada cuatro años), también industrialmente, tecnológicamente, culturalmente, políticamente. Y a la gente le dan miedo esos cambios.
–Usted ha escrito más sobre Estados Unidos que muchos presidentes de este país en sus discursos. ¿Cuál es su previsión de futuro?
–No lo sé. Si lo supiera trabajaría en el Gobierno (sonríe). Escribo sobre Estados Unidos porque es mi país y es de lo que sé más.

22/2/09

Avance Dostoievski

Si el protagonista de la última novela de Ricardo Menéndez Salmón se halla inmerso en el mundo de Los Demonios el aciago día del 11-M, nosotros vamos a vivir días de redención y expiación esta Semana Santa gracias a Crimen y Castigo. Dostoievski se lo merece, aunque es cierto que es uno de esos autores cuya repercusión en la sensibilidad de cada uno va viéndose rectificada a medida que pasa el tiempo, pero cuyo genio se alza por encima de cualquier otra consideración.
Para ir abriendo boca, os pongo aquí un enlace donde facilitan una amplia biografía de don Fedor (léase Fiódor) y un enlace para descargarse el libro,
http://unlibroalasemana.blogspot.com/2005/11/crimen-y-castigo.html
así como la enjundiosa reseña con que, como habitualmente, nos regalan en el interesante blog/web solodelibros.com:
http://www.solodelibros.es/11/02/2009/crimen-y-castigo-fiodor-m-dostoievski/.

21/2/09

Próxima lectura: La tregua

Hace cincuenta años, un joven escritor uruguayo lograba un reconocimiento internacional con un diario en que un hombre maduro contaba sus cuitas. Mario Benedetti daba a las prensas La tregua y se convertía en una de las voces más destacadas de la literatura latinoamericana. Ahora, la editorial Alfaguara rescata esta novela junto con otros libros de prosa y poesía, y pone de actualidad la obra de un autor que ha contado con el reconocimiento del público, lo que no siempre va acompañado de una calidad literaria como la suya. Por ello, hemos propuesto esta lectura para nuestro club, un clásico del siglo XX, cuyos méritos debatiremos.



La repercusión de la obra de Benedetti es inabarcable. La red ofrece millones de sitios dedicados a glosarla. Por ello, sólo os pongo el enlace a la editorial que lo acaba de reeditar:

http://www.alfaguara.santillana.es/libro/la-tregua/1358/

y a la página de autor de la nunca bastante ponderada biblioteca virtual Miguel de Cervantes:

http://www.cervantesvirtual.com/bib_autor/mbenedetti/index.shtml

donde podréis encontrar no sólo información sobre el autor, sino documentos escritos y audiovisuales muy interesantes.

Por si acaso alguien no puede encontrar el texto, en esta página os podéis descargr el pdf:

http://www.latertuliadelagranja.com/biblioteca/Benedetti,%20Mario%20-%20La%20tregua.pdf



Buena lectura.

Breve conclusión sobre El lector

Tablas. La conclusión a la que llegamos tras la lectura y discusión sobre la novela de Bernhard Schlink es la diversidad de pareceres igualmente válidos. La importancia del anafalbetismo como factor determinante en una relación y como símbolo del paso de la ignorancia a la conciencia, la condena de una actitud revanchista generacional, la búsqueda de la legalidad como asidero para interpretar los hechos, la frialdad e intelectualidad estilística; éstos son sólo algunos de los temas que han surgido en nuestra revisión de El lector. Según nuestra capacidad de proyectarnos en la trama o de empatizar con los personajes, los hechos y la forma de narrar, hemos valorado más o menos positivamente el resultado final.

Por ello, esta lectura ha sido una muy enriquecedora revisión de las distintas posturas ante un texto y una nueva oportunidad de comprobar que la lectura es un hecho absolutamente personal que se enriquece al ponerlo en común en el club. A ello se suma la adaptación cinematográfica, que a pesar de ciertas valoraciones poco ponderativas que está recibiendo, sin embargo parece haber contado con una mejor valoración por nuestra parte. No en vano, el desarrollo de los personajes y la sugerencia con que está tratada especialmente la primera parte de la historia consiguen completar y dotar de sensibilidad lo que en la novela parecía excesivamente artificial.
Además, os inserto aquí una crítica que ha localizado Esperanza, tan activa como siempre, para mantener vivo el debate:
El viernes, el crítico de cine Andrés Arconada dijo sobre la película de "El lector" que era muy aburrida ,una película romántica que es una historia totalmente increíble, desde el protagonista joven y adulto que no se parecen en la forma de hacer, ni en el paso del tiempo.Kate, está bien porque hace su papel de mujer concentrada ,que esconde algo y que sufre continuamente, no hace otros registros. Finalmente, dijo: "Es una película aburrida que no está funcionando."

Esperemos que próximas lecturas sean tan productivas como ésta.

6/2/09

El lector

La satisfacción de que hayamos escogido una novela que nos ha gustado y que hayamos anotado en nuestro haber un autor al que merecer la pena leer es siempre motivo de alegría. Philippe Claudel nos ha hecho ver que se pueden encontrar caminos no necesariamente trillados para temas recurrentes, incluso a pesar de que se le pueda acusar de cierta facilidad.
Esta experiencia nos va a servir para recuperar un texto archiconocido y pasto de numerosos clubs de lectura, en el cual hallaremos un lazo de continuidad con la historia de Brodeck. Se trata de El lector, de BErnhard Schlink. Estamos más cinematográficos que nunca este año, y nos servirá esta lectura para valorar la película que acaban de estrenar.

Por cierto, aunque está la novela en todas las librerías, si pasáis por la página www.katewinslet.es podéis descargaros gratuitamente esta novela, lo que me resulta francamente insólito...

Y para sembrar de polémica la lectura, os adjunto una crítica que he encontrado en un blog (www.leergratis.com/otros/el-prestige-y-el-postin.html) y que propone una de las pocos opiniones negativas sobre esta novela... Espero que no os condicione.

Este año los Oscar regresan también mirando a los libros y con ello suculentas reediciones de bolsillo, ideal para el lector que quiera observar las relaciones entre cine y literatura, y también la dudosa calidad de muchos materiales previos.
Uno de
los peores es ‘El Lector’ de Bernhard Schlink. La novela que sigue el romance entre un joven adolescente y una inculta que estuvo en las SS carece de sensibilidad o de otro interés que no sea el del sensacionalismo: encontrarán tópicos perfectamente cultos (el profesor que fue despedido por enseñar a Spinoza, la inculta como símbolo de la falta de conciencia) y perfectamente vacuos, carentes de una cierta perspectiva moral. Schlink, otrora autor de novela de detectives hardboiled, carece de la poesía de un Günter Grass y la revisitación (en formato de best seller) del Holocausto/el nazismo confirma tanto la fascinación del Mal presente, como el negocio editorial perfectamente hecho a través de la culpabilidad y el morbo euorpeos. La literatura es responsabilidad y conviene recordar lo que dijo George Steiner a propósito del nazismo: era una cultura, señalaba el pensador, evidentemente escrita y por eso mismo destruyó cualquier atisbo (también escrito) de diferencia. El exilio de los autores, Thomas Mann et al, era justo eso: la demostración de uan lengua contaminada, triste, nunca más inocente, al servicio del mal. El triunfo del nazismo fue también un triunfo del lenguaje. La literatura de Grass, aseguraba Steiner, debía entenderse de este modo: como un modo de narrar post-contaminado.


23/1/09

Cajón de sastre

Una vez revisada nuestra lectura de las peripecias de Andrés Hurtado (como siempre, con criterios dispares), y pendiente aún para la próxima sesión una valoración más amplia de los cuentos de Poe -si podéis, leed algún relato más que os llame la atención para contrastarlos y ver los diferentes temas desarrollados por don Edgar-, ya se ha elegido una nueva víctima a la que aplicarle nuestro escalpelo lector: se trata de la novela de Philippe Claudel El informe de Brodeck, editada por Salamandra (quien, por cierto, al parecer nada tiene que ver con el eximio Paul).
Como curiosidad, en el siguiente enlace podéis escuchar un fragmento leído de la novela original:http://www.evene.fr/livres/pop_extrait_audio.php?id=1029

Con ello, conseguimos un doble objetivo: volver a la lectura de actualidad con una relativamente reciente publicación, y además hacer una breve visita al campo de la novela con poso policíaco, aunque no pertenezca plenamente al género negro. Además, enlaza muy bien con nuestra lectura de Poe, padre como sabéis de las aventuras detectivescas gracias al amigo Auguste Dupin.



Por otra parte, os incluyo los enlaces a los textos sobre Poe aparecidos en la prensa para quienes no pudisteis acudir a la última sesión:


http://www.elcultural.es/version_papel/LETRAS/24599/La_verdad_sobre_el_caso_Poe


http://www.elcultural.es/version_papel/LETRAS/24600/Pionero_del_relato_moderno/



Asimismo, os dejo el enlace al programa de RTVE "Página2", que como os comenté entrevistó a la autora de una de las novelas recomendadas la semana anterior, La casa de los conejos de Laura Alcoba. En esta página también podéis ver el programa completo:



http://pagina2.rtve.es/

14/1/09

Dos clásicos en Acantilado

Cada vez que mencionamos la recuperación de un texto de Stefan Zweig es una buena noticia. Ahora se trata del relato Mendel el de los libros, sobre un librero de viejo que es condenado a un campo de concentración por una denuncia injusta. Apenas un puñado de páginas que nos regala El Acantilado, a las que hay que sumar las del también breve relato de Joseph Roth Jefe de estación Fallmerayer. Y no son pocas las novedades que promete esta editorial para el curso presente, incluida entre ellas la correspondencia entre Zweig y Herman Hesse. Estaremos al tanto.

Mauricio Wiesenthal

No hemos hablado apenas de este interesante escritor y rara avis en nuestro universo literario actual. Si acaso, siempre se ha apuntado como seña de identidad de su obra la del "esnobismo", ya que en sus obras kilométricas plantea con toda morosidad y delectación en la palabra un mundo personal construido con retazos de su historia, marcada por su condición aristocrática y la influencia humanista. El esnobismo de las golondrinas (Edhasa) es uno de los hitos recientes de su amplia producción. Luz de vísperas viene a sumarse a ella.

Si os apetece conocer un poco mejor a este curioso autor, podéis visitar su página web http://www.mauriciowiesenthal.com/ , o bien ver en la televisión digital o en "a la carta" el programa que el domingo dedicarán a entrevistarlo en Canal Sur 2, "El público lee" (que ya nos recomendó Carmen en alguna ocasión).

POE

Si los fastos conmemorativos y las efemérides sirven para recuperar y releer la obra de los grandes de la literatura, bienvenidos sean. Así sucede en este comienzo de año –sin solución de continuidad con respecto al pasado- con la figura de Edgar Allan Poe. En nuestro imaginario colectivo no faltan las historias del péndulo y la muerte, de Arthur Gordon Pym y su desasosegante periplo, del gato negro y del cuervo asimismo negro, de la calle Morgue, de la casa Usher… No obstante, quizá no hayamos releído alguna de estas historias desde hace tiempo, y puede ser una buena ocasión al calor de las nuevas ediciones que han aparecido con motivo de los doscientos años desde que viese la luz una vida llena de sombras como la suya.
En clase recuperaremos alguno de estos relatos, de una modernidad desconcertante y que aún provocan en el lector un escalofrío, no tanto por el misterio que los envuelve como por la perfección y poesía con que fueron escritos. Por cierto, en Madrid este sábado tendrá lugar una lectura de sus cuentos en la librería Tres Rosas Amarillas (c/ Vicente Ferrer).


http://www.elperiodico.com/default.asp?idpublicacio_PK=46&idioma=CAS&idnoticia_PK=578254&idseccio_PK=1013&h=

Primavera de libros

La sesión del pasado jueves nos llevó, como en otras ocasiones, a un final abierto: dado que hemos visto que la novela de O’Callaghan evoluc...