No, no se trata de una referencia a El silencio de los corderos, sino el nombre de la gran escritora brasileña, Clarice Lispector, cuyo centenario se conmemora estos días. La prensa se ha hecho eco, y podemos acercarnos a su figura a través de múltiples enlaces:
https://www.lavanguardia.com/cultura/20201210/6108194/clarice-lispector-centenario-novedades.html
https://www.revistaquimera.com/los-nombres-clarice-lispector-antonio-maura/
https://elcultural.com/la-inmortal-clarice
Chico Buarque recita a Clarice Lispector
https://www.youtube.com/watch?v=T6ppngZ_F-8
Sin necesidad de efemérides, hemos aludido en muchas ocasiones a ella, especialmente cuando editoriales como Siruela nos obsequiaban con alguna nueva edición de sus novelas. Nosotros hemos recordado su obra más conocida, quizá: El evangelio según G. H. Pero dejemos a su compatriota Nélida Piñón, también conocida de nuestro club, que opine sobre ella:
Clarice fue fácilmente aceptada en el panteón mundial. Sus exquisitos cuentos y crónicas, y algunas novelas, ofrecieron a los jóvenes, y a las mujeres en particular, la dosis de sueños, sensibilidad poética, la sabia melancolía de los incrédulos en busca de esperanza. Su legado literario la hizo universal, quizá porque, dondequiera que estuviera, Clarice oscilaba entre el misterio y la claridad. Era la suya una naturaleza pendular que reflejó rasgos llamativos en su creación. Su escritura revelaba cómo cada día era una carga, un desacuerdo con la realidad. Mientras, ante la banalidad humana, su lenguaje supo capturar espléndidamente una veta de ilusión.
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