De una forma casi traicionera, ha llegado el final de nuestro recorrido. Un año complicado, lleno de dudas, de periodos de reclusión, de miedos, pero en el que no han faltado los placeres que más de una tarde hemos disfrutado en nuestras sesiones, ni lecturas que hemos compartido con la habitual dosis de controversia. No en vano, damos sentido al término "crítica"al aportar nuestros juicios con total libertad y con la conciencia de que unos a otros nos enriquecemos de una manera excepcional, pues en cada valoración y comentario va un poquito de cada uno, lo que nos hace más grandes y más lectores.
La última lectura, tras el parón de San Bernabé, quedó en el aire, pero no nos hemos podido resistir a hacer unos mínimos comentarios sobre la novela. Anna la dulce, para quienes aún no la hayáis leído, os deparará una vuelta a esos moldes de la literatura clásica, con un estilo a la vez sencillo y variado, con el que Kosztolányi consigue modular la intriga y hacernos valorar el interés y el foco de atención de cada lance de la novela. Sobre todo, os vais a encontrar con una novela donde, más allá de los personajes y de esa "bondad" de Anna, lo que se percibe es una crítica social al momento tan excepcional de Hungría tras la I Guerra Mundial y la imposición del bolchevismo, y una crítica no exenta de ironía sobre las clases sociales. Pocos se libran de ese retrato ácido y burlón de las distintas "castas", de esa burguesía y servidumbre en medio de la "camaradería" comunista. Los comentarios son agudos, las conversaciones ágiles y definitorias de las psicologías no solo de los personajes sino de sus grupos sociales y las convenciones que los rodean. Y el final... habréis de leerlo.
En suma, una impresión muy positiva por parte de quienes han podido ya conocer esta novela, que nos descubre a otro de esos autores que pasan de tapadillo y que merecen una visita, como la Budapest que sirve de marco.
En el tintero se nos ha quedado un pequeño recorrido por la novela húngara, que tiene algunas figuras más que recomendables: Magda Szabó, Peter Esterházy, Miklós Banffy, Gyula Kudry, Imré Kertesz, Agota Kristof, Peter Nadas, László Krasznahorkai o, por supuesto, Sándor Marai. Todos ellos tienen algunas novelas fenomenales, y os invito a que os paséis por ellas en algún momento. No obstante, guardaremos la presentación para una futura, ojalá próxima, ocasión.
Pero las dos horas se nos han hecho cortas: mucha vida por comentar y un rico intercambio de experiencias. A todos los que, a lo largo de este año complicado, habéis accedido tan generosamente a participar en este juego, mil gracias. Nos vemos muy pronto.
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