Una nueva sesión en que ha quedado clara la capacidad de apertura en las lecturas que realizamos. Lo que no deja de ser una obra con un gran componente de fantasía y de ruptura con la convención se ha mostrado como una obra capaz de suscitarnos múltiples perspectivas de análisis. Y esto es así porque realmente estamos ante un autor con un ingenio parejo a su caudal de fuentes literarias -que son infinitas, aunque solo mencionamos alguna: la deuda con Queneau, las citas de clásicos como Tolstoi, etc.-. Le Tellier ha construido una novela de novelas, cada una de ellas con unos giros y estrategias propios de los distintos subgéneros que, más que parodiar, remeda y consigue replicar con enorme acierto. Incluso, está la parodia de sí mismo y del mundo literario, que ha recibido esta novela con cierta sorpresa.
A ello cabe añadir las densas y sugerentes parcelas dedicadas a la reflexión sobre la religión, la ciencia, etc. Aspectos como el del doble y su conexión con algo tan real como la clonación nos demuestran que temas aparentemente irreales se cargan de sentido, a veces provocándonos cierta inquietud. La ciencia, la religión, etc. son entramados sobre los que debemos reflexionar más en ese universo fugaz que es la vida cotidiana que nos rodea. Quizá los datos que aporta el autor resulten apabullantes por su densidad, pero al mismo tiempo aportan ese sustento al despliegue de ficción.
Al final, lo que menos nos importa es la estructura, tan oulipiana, de pura polifonía narrativa (o de "escubidú", el juego de trenzas), pues el entramado es sutil y las historias interesantes: cuando al juego lo acompaña la literatura, este cobra todo el sentido.
Una excelente novela que nos ha hecho salirnos de nuestro mundo habitual y, por qué no, nos ha dado ese respiro que tanto necesitábamos.
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