La primera sesión del año, a pesar del calor del reencuentro (incluido el de nuestra querida Inma, felizmente regresada), se dejó contagiar por el frío que nos trajo Filomena. Y es que la lectura de Dacia Maraini, pese al innegable interés, la belleza de su escritura, su vocabulario exquisito y los fastos palaciegos de una Sicilia borbónica, nos deparó más sombras que luces, lo que confirma que a veces una estupenda obra literaria no implica una sesión más animada.
Naturalmente, gracias a quienes estuvieron en la sesión pasamos un rato muy agradable, pero ¿qué ha condicionado la tibieza en la recepción de la novela? Algunos de los aspectos aludidos fueron la dificultad para entrar en el texto (pese a la esmerada estructura en cada capítulo y en el conjunto de la obra) o la inverosimilitud que nos podía transmitir la condición de la protagonista. No obstante, esta última nos permitió reflexionar sobre interesantes aspectos como su mundo interior, la adquisición del lenguaje y la fortaleza de una mujer como Marianna en una época como el siglo XVIII. Además, la narradora nos compensa su carencia con un hermoso despliegue de aspectos sensoriales (aromas, colores) y con una inteligencia y capacidad de superación de la protagonista encomiables. Por ello, valoramos positivamente que no incurra en la tragedia o el melodrama al contar su historia.
Otros aspectos encomiables son la descripción de los espacios (la casa heredada), el contraste con momentos de percepción de una realidad distinta (capítulo de la vendimia), y muchos más. Sin embargo, hacen de contrapeso una cierta insulsez de la caracterización de la saga familiar (poco desarrollada y desaprovechada según algunos pareceres), unas relaciones amorosas entre clases dispares poco convincentes o una cierta pérdida de la tensión narrativa. A ello cabe añadir que la visión crítica que sitúa la voluntad feminista de la autora como eje esencial no ha calado tampoco de una manera muy notable.
Sin abundar más en el análisis, la tarde quedó deslucida, y al quinto (libro del curso) lo despedimos con pitos y palmas (permitidme la licencia: estas Navidades ha caído la biografía de Juan Belmonte escrita por Chaves Nogales, quien con tanto tino nos recomendó Pilar, y algo se me ha pegado ;). No obstante, siempre sabemos ver lo positivo y hemos atesorado una nueva lectura, una escritora más que interesante y una Villa Valguarnera en Bagherìa que no nos importaría nada visitar, mientras degustamos los bombones que os debo por esta lectura… en cuanto nos dejen.
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