6/3/21

Tsundoku

Los japoneses lo llaman “tsundoku”, y no lo ven como un defecto: es la pasión por acumular libros, aunque no se puedan leer todos. Y aunque hay quien defiende que quien compra muchos libros es quien lee menos, lo cierto es que es difícil no dejarse cautivar por los atractivos anaqueles de nuestras librerías. Hoy recogemos algunas de las que presentamos físicamente el jueves:

 

Javier CERCAS, Independencia (Tusquets). Si os gustó Terra Alta, el premio Planeta que compartimos en nuestro club, no lo dudéis. Quizá algo más negro y más descarnado con la Barcelona contemporánea, sin duda es entretenido y un paso más en lo que parece que Cercas ha decidido convertir en un ciclo, de la mano del complejo personaje Melchor Marín.

 

Karina SAINZ BORGO, El tercer país (Lumen). La crítica venezolana se reveló como una novelista de envergadura con La hija de la española. Ahora, en esta novela, vuelve a ese entorno de la sierra caribeño donde, comenzando con ecos de Pedro Páramo, nos contará la dura historia de dos mujeres que afrontan una terrible realidad: una, que pierde a sus hijos (ya se comentó en nuestro club la curiosa circunstancia de que en español no haya una palabra que defina esta condición); otra, que regenta un cementerio ilegal. Una nueva visión de la sepulturera en nuestro casual cruce de lecturas sobre la misma figura, en una historia intensa.

 

 Anne TYLER, Una sala llena de corazones rotos (Lumen). Comentaba el jueves que para mí es una deuda pendiente abordar la narrativa de esta escritora, pues su trayectoria es perfectamente parangonable, al menos en su relevancia en las letras americanas, a la de nuestra Joyce Carol Oates. Además, en esta novela da el protagonismo a un individuo cuya tranquila vida queda de repente alterada por su mujer y por un inesperado nuevo miembro de la familia. Una compleja reflexión que permite reflexionar sobre las relaciones personales y las intimidades.

 

Philip LARKIN, Jill (Impedimenta). No puedo camuflar cierta debilidad por las novelas de tema académico, y más si es en ese Oxford de mediados del siglo pasado, y más aún cuando lo que nos narra es una de esas historias humanas donde pesan tanto lo oscuro como lo melodramático, sabiamente mezclado con toques autobiográficos que hacen verosímil la historia. En este caso, el protagonista, para salir de su mediocridad en el ambiente hostil de la universidad, inventa un romance con una chica anónima. Cualquier cosa puede pasar…

 

Kaouther ADIMI, Piedras en el bolsillo (Libros del Asteroide). En la sesión del jueves era incapaz de pronunciar el nombre de esta joven escritora argelina. La historia, construida mediante fragmentos breves, empieza de manera impactante, cuando la voz narradora, tras mostrarnos una noticia de un brutal asesinato de una joven a una anciana, confiesa: “Yo habría hecho lo mismo”. La novela, sin embargo, irá por derroteros que la convierten en una obra tragicómica sobre la situación de las jóvenes inmigrantes, como la propia autora, que han huido de un futuro impuesto por la familia.

 

 Mahi BINEBINE, Calle del Perdón (Alfaguara). No nos vamos del Magreb, aunque ahora en Marruecos, ni de los personajes femeninos. En esta ocasión, nos encontramos ante la historia de una niña cuya apariencia física suscita recelos y que contactará en los sórdidos ambientes de Marrakech con una bailarina que marcará su visión de la vida. Una novela que viene marcada por la polémica por su marcado feminismo y el conflicto que causó el autor al negarse a recoger el Prix Méditerranée por cuestiones políticas. Veremos…


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