Como no nos veremos, debido a nuestro horario escolar, hasta el día 15 de abril, ojalá esta Semana Santa sea un tiempo provechoso y que nos permita reflexionar y valorar nuestra compleja cotidianidad y lo que es verdaderamente importante. Lo celebréis de una manera u otra, que os depare lo mejor. ¡Nos vemos a la vuelta!
29/3/21
Lectura 11 - Ivo Andrić y La señorita
Nos hemos aventurado y hemos decidido que podría ser una buena idea: nos vamos a los Balcanes y recalamos en la obra de todo un Premio Nobel como Ivo Andrić, uno de esos clásicos universales que a veces se nos esconden. Su obra ha sido unánimemente reconocida por su densidad, por conjugar la historia con los problemas del ser humano del siglo XX y sobre todo por el tono épico que insufla en obras como El puente sobre el Drina. Nosotros leeremos La señorita: ¿cumplirá estas expectativas? Lo sabremos tras la lectura de Giorgio Bassani.
Un tiempo bien invertido
Después de nuestra segunda sesión sobre Albertina y Marcel, lo que queda claro es que ha sido una de esas lecturas que no hemos acabado, ni mucho menos. Además, sin duda nos ha dejado una huella perdurable, sea positiva o no. Desde luego, es un reto del que hemos obtenido, al menos, dos sesiones muy sugerentes no solo por la lectura sino también por los debates que ha suscitado.
Como colofón, para quienes no pudisteis acudir a la sesión, dejamos aquí un texto de Antonio Muñoz Molina esclarecedor y que nos da la perspectiva de lectura de un claro defensor de esa prosa lábil y compleja de Proust:
http://xn--antoniomuozmolina-nxb.es/2014/12/tiempo-de-proust/
21/3/21
Feliz día de la poesía
AMANECE
David Hernández Sevillano
El
reloj de Mallory (2020)
20/3/21
Nueva lectura (y van 10)
Esta semana teníamos la tarea de designar una nueva lectura, y nuestro querido Juan Carlos nos ha propuesto volver a Italia de la mano de Giorgio Bassani: será con El jardín de los Finzi-Contini, acaso más conocido gracias al cine, con la película de Vittorio de Sica. Un clásico a caballo entre Lampedusa y Maraini que, sin duda, merece la pena.
Y, para seguir forjando nuestro recorrido lector, os dejo aquí las propuestas que planteé en la sesión del jueves por si alguna de ellas es aceptada. Os confieso que cualquiera de ellas sería un placer.
Dos clásicos de la primera mitad del siglo XX, en ediciones recientes:
-Joseph ROTH, La leyenda del santo bebedor
-Ernest HEMINGWAY, París era una fiesta
-Dos novelas con protagonistas femeninas con importante peso de crítica social: la alemana Diario de una perdida, de Margarete Boeme, recientemente recuperada; y La señorita de Ivo ANDRIĆ , escritor bosnio que nos permitiría viajar hacia los Balcanes.
-Una novela realista del XIX escrita por una escritora austriaca: El chico de la comunidad de Marie von Ebner-Eschenbach.
Y dos clásicos rusos: el menos conocido KOROLENKO, con El músico ciego, con un cierto mensaje de superación; y un permanente candidato, DOSTOIEVSKI, quien cumple doscientos años en 1821 (porque nunca se ha ido) y del que podríamos aportar las Noches blancas, por su tema y extensión.
Si os apetece alguna, la añadiremos en la próxima sesión.
¿Bombones o magdalenas?
Y por fin llegamos a la deuda que estamos saldando con otro gigante de las letras: Marcel Proust. Ante todo, cabía aclarar qué obra estamos leyendo, pues no solo hay dos títulos (Albertina desaparecida o La fugitiva), sino que además hay dos versiones sensiblemente diferentes, al menos en extensión. Al final, aunque estemos siguiendo la versión más larga, como disponemos también de la corta podremos apreciar dónde se encuentra la diferencia.
La primera sesión ha empezado, quizá, demasiado académica. No sabemos si para Proust, con esa indolencia de que hace gala, el trabajo de escribir fue tan titánico como es para el lector seguir su discurso: lo que está claro es que no es solo un desahogo, sino un monumento al yo. Por eso, parecía adecuado dar alguna pista sobre cuál era el propósito y el modus operandi del autor, especialmente leyendo esta parte desgajada del conjunto de A la busca del tiempo perdido.
Pero os confieso que, gracias al debate que ha generado, para mí ha sido una sesión más que enriquecedora, pues, aunque apenas hayamos mencionado de soslayo algunas de las infinitas ideas que se entrelazan en la novela, nos ha dado pie a una reflexión global sobre lo que es para nosotros la literatura y, por extensión, el arte.
Como, sin duda, surgirá de nuevo este tema universal, simplemente recordamos algunas de las ideas adicionales que se expusieron para contextualizar la obra:
1. Hay quien considera (como Pierre Lemaitre) que es más útil la lectura de Proust que una visita al psicólogo, pues lo importante de su obra es que nos enfrenta a nuestro mundo interior.
2. Leer a Proust es perfectamente prescindible: nadie tiene que sentirse obligado a ello; pero, si se decide a ello, siempre ayudará disponer de tiempo, paciencia y algo de la soledad y el desdén del narrador. Lo que está claro es que no se puede leer como una novela de acción o meramente de entretenimiento.
3. ¿Estamos leyendo una novela o una biografía? Es tan contradictorio lo que el propio autor plantea, que se convierte en algo irrelevante. Lo que es cierto es que vemos cómo un hombre se desnuda; es más, vemos sus interioridades como cuando, siguiendo su propia metáfora, visitamos una ciudad y no nos quedamos en la superficie, sino que excavamos para ver cómo se ha construido.
4. La clave de toda la obra es el tiempo: cambiante, cada vivencia nos hace ir modulando nuestro ser y se va acumulando en capas. De ahí las incongruencias, las dudas y todo lo que nos define amalgamándose en la memoria.
5. Además, la obra es como un gran artefacto musical: se compone de momentos lentos, rápidos, de acción, de reflexión, repeticiones y motivos recurrentes, etc., como una gran ópera.
6. Uno de los grandes logros es su capacidad para expresar lo que, por enmarañado y emocional que hay en nuestra mente, somos muchas veces incapaces de verbalizar. Su estilo complicado y agotador es, sin embargo, un logro excepcional, pues permite que los complejos sentimientos e ideas salgan a la luz.
7. Es cierto que la exposición cruda del interior del protagonista lo convierte en ocasiones en un ser no precisamente adorable. A ello, hay que añadir su esnobismo “nonchalant”, que suscita rechazo en algunos lectores, y la sinceridad despreocupada con que a veces aborda temas que nuestra mentalidad actual condena (machismo, celos, etc.).
8. Proust solo tiene sentido si nos dejamos llevar por la corriente desbordante, aunque es cierto que hay dos lecturas posibles: a) como un libro de aforismos sobre el arte, la vida, el amor, etc; b) como una novela con una trama sentimental tenue. Si conseguimos ensamblar ambas lecturas, será una experiencia extraordinaria.
9. A la busca del tiempo perdido es una obra que ya no se puede leer ingenuamente. Pesa tanto todo lo que se ha dicho y opinado sobre ella como la obra en sí. Por ello, además de la magdalena, del comienzo y de cada detalle, conviene recordar que estamos ante un proyecto vital pero que no deja de ser literatura.
10. Albertine, la protagonista de nuestra obra, también es una traslación literaria de una realidad, pero realmente esto no debe influir en nuestra lectura. Eso sí, es un añadido dentro de la novela que no estaba previsto en el plan inicial, pero que encaja perfectamente en la idea de convertir la vida en arte.
Y lo dejamos en los clásicos diez puntos porque si hay algo que demuestra que estamos ante una obra excepcional (nos convenza, nos aburra, nos exaspere, nos sorprenda o nos deje indiferentes) es que nunca se agotan las lecturas, y no solo por su extensión.
En la próxima sesión, nos dedicaremos más a analizar qué hay en esta Albertine fugitiva (por unir las dos denominaciones) y recogeremos pasajes o citas que nos hayan parecido dignas de comentario.
6/3/21
La hija del sepulturero
El acercamiento a La hija del sepulturero nos ha dejado una clara conclusión: que no le podíamos dedicar solo una sesión. Y es que no solo la extensión hace que sea una novela de largo recorrido (aunque seguiremos discutiendo si no habría sido más afortunada si hubiera sido sabiamente podada), sino la infinidad de aspectos que la recorren y la calidad indiscutible de su escritura.
Obviamente, la trama argumental, con esa visión personal, así como el tema familiar, se han convertido en aspectos notables de nuestra conversación, pero surgen decenas de detalles adicionales: la permanente sensación de amenaza y prevención de la protagonista y cómo esto se justifica por sus vivencias; la relación de los padres y la justificación de sus comportamientos con los hijos; los silencios y las largas ausencias que los encuentros no son capaces de saldar; la educación emocional; la estructura que hace que los sutiles detalles queden justificados a lo largo de la lectura, aunque algunos requieran explicación, como las cartas; el estilo moroso que sin duda sirve para modular la intriga, aunque no todos los lectores lo aprecien; etc.Si en la entrada sobre la primera sesión solo incluimos algunos de los temas para ajustar nuestras impresiones de lectura y dar un balance incompleto sin desvelar todas las cartas, añadimos ahora que la segunda fue tan enriquecedora o más que la primera: como preveíamos, fueron objeto de distintos pareceres los comportamientos de los personajes, la actitud ante la música, la relación de la protagonista con su suegro y lo que se intuye en ella, el contraste entre las dos primas que se manifiesta expresamente en pequeños detalles del cruce de cartas final (modo de firmar, las despedidas, la evolución en el tratamiento, etc.) y que nos deja preguntas sin resolver, el problema del exilio y la acogida en un país extraño, la religión como aspecto social, la posición de la narradora al abordar las vivencias propias y ajenas...
En suma, una novela que, confirmamos, ofrece mil propuestas de lectura y que, más allá del tono o de la prolijidad que ha condicionado algunas lecturas, es sin duda digna del empeño que le hemos puesto. Sin duda, seguiremos leyendo a Oates.
Tsundoku
Los japoneses lo llaman “tsundoku”, y no lo ven como un defecto: es la pasión por acumular libros, aunque no se puedan leer todos. Y aunque hay quien defiende que quien compra muchos libros es quien lee menos, lo cierto es que es difícil no dejarse cautivar por los atractivos anaqueles de nuestras librerías. Hoy recogemos algunas de las que presentamos físicamente el jueves:
Javier CERCAS, Independencia (Tusquets). Si os gustó Terra Alta, el premio Planeta que compartimos en nuestro club, no lo dudéis. Quizá algo más negro y más descarnado con la Barcelona contemporánea, sin duda es entretenido y un paso más en lo que parece que Cercas ha decidido convertir en un ciclo, de la mano del complejo personaje Melchor Marín.
Karina SAINZ BORGO, El tercer país (Lumen). La crítica venezolana se reveló como una novelista de envergadura con La hija de la española. Ahora, en esta novela, vuelve a ese entorno de la sierra caribeño donde, comenzando con ecos de Pedro Páramo, nos contará la dura historia de dos mujeres que afrontan una terrible realidad: una, que pierde a sus hijos (ya se comentó en nuestro club la curiosa circunstancia de que en español no haya una palabra que defina esta condición); otra, que regenta un cementerio ilegal. Una nueva visión de la sepulturera en nuestro casual cruce de lecturas sobre la misma figura, en una historia intensa.
Anne TYLER, Una sala llena de corazones rotos (Lumen). Comentaba el jueves que para mí es una deuda pendiente abordar la narrativa de esta escritora, pues su trayectoria es perfectamente parangonable, al menos en su relevancia en las letras americanas, a la de nuestra Joyce Carol Oates. Además, en esta novela da el protagonismo a un individuo cuya tranquila vida queda de repente alterada por su mujer y por un inesperado nuevo miembro de la familia. Una compleja reflexión que permite reflexionar sobre las relaciones personales y las intimidades.
Philip LARKIN, Jill (Impedimenta). No puedo camuflar cierta debilidad por las novelas de tema académico, y más si es en ese Oxford de mediados del siglo pasado, y más aún cuando lo que nos narra es una de esas historias humanas donde pesan tanto lo oscuro como lo melodramático, sabiamente mezclado con toques autobiográficos que hacen verosímil la historia. En este caso, el protagonista, para salir de su mediocridad en el ambiente hostil de la universidad, inventa un romance con una chica anónima. Cualquier cosa puede pasar…
Kaouther ADIMI, Piedras en el bolsillo (Libros del Asteroide). En la sesión del jueves era incapaz de pronunciar el nombre de esta joven escritora argelina. La historia, construida mediante fragmentos breves, empieza de manera impactante, cuando la voz narradora, tras mostrarnos una noticia de un brutal asesinato de una joven a una anciana, confiesa: “Yo habría hecho lo mismo”. La novela, sin embargo, irá por derroteros que la convierten en una obra tragicómica sobre la situación de las jóvenes inmigrantes, como la propia autora, que han huido de un futuro impuesto por la familia.
Mahi BINEBINE, Calle del Perdón (Alfaguara). No nos vamos del Magreb, aunque ahora en Marruecos, ni de los personajes femeninos. En esta ocasión, nos encontramos ante la historia de una niña cuya apariencia física suscita recelos y que contactará en los sórdidos ambientes de Marrakech con una bailarina que marcará su visión de la vida. Una novela que viene marcada por la polémica por su marcado feminismo y el conflicto que causó el autor al negarse a recoger el Prix Méditerranée por cuestiones políticas. Veremos…
4/3/21
Nota informativa
Una mera nota informativa, aunque espero que os haya llegado ya vía whatsapp: este jueves, la sesión no será a la hora habitual, sino una hora más tarde. Así, quienes lo tengáis a bien, nos veremos a las 18 horas donde siempre. ¡Mil gracias!
Primavera de libros
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