Este año estamos cumpliendo con el objetivo de tener acordadas lecturas con suficiente antelación como para que sea fácil que todos lleguemos a conseguirlas. Aún nos falta concluir con Padura, tras la cual llegarán Mankell y Ferrante, y ya hemos decidido una sexta:
Un gran escritor de ese fertilísimo periodo de entreguerras centroeuropeo. Espero que os parezca una buena elección.
29/10/15
La neblina del ayer...
Tú, que llenas todo de alegría y juventud,
que ves fantasmas en las noches de trasluz
y oyes el canto perfumado del azul
vete de mí.
No te detengas a mirar
las ramas muertas del rosal
que se marchitan sin dar flor,
mira el paisaje del amor
que es la razón para soñar y amar.
Yo, que ya he luchado contra toda la maldad,
tengo las manos tan deshechas de apretar
que ni te puedo sujetar,
vete de mí.
Seré en tu vida lo mejor
de la neblina del ayer
cuando me llegues a olvidar
como es mejor el verso aquel
que no podemos recordar.
24/10/15
Leonardo Padura
Para ir abriendo boca y prepararnos para la sesión de este jueves, donde compartiremos una aventura de Mario Conde, aquí os dejo el enlace a la información que se está publicando estos días sobre Leonardo Padura, discurso de recepción del Princesa de Asturias incluido:
18/10/15
Macbeth y Lady Macbeth
Por poco no vamos a llegar a tener en las carteleras la última versión del clásico de Shakespeare, Macbeth, protagonizada por Michael Fassbender -está prevista para navidades-. Sin embargo, esta próxima jornada dedicaremos un ratito a recordar las palabras estremecedoras de la mujer que encarnará Marion Cotillard, cuyas manos manchadas de sangre y su corazón tan blanco son un hito de la literatura universal. Asimismo, recordaremos la adaptación operística de la obra de Leskov que inició el calvario de un joven Shostakovich por no seguir las pautas que agradarían a Stalin en la composición musical. Mucha intertextualidad para un texto tan breve como el de Leskov...
10/10/15
Mil gracias, Benigno, Magister vitae
"Solo de este modo seréis felices: si os hacéis mejores con lo que es mejor que vosotros." Agustín de Hipona.
Gracias, Benigno, por hacernos felices.
Gracias, Benigno, por hacernos felices.
8/10/15
Svetlana Alexievich
http://www.bbc.com/mundo/noticias/2015/10/151008_sociedad_internacional_premio_nobel_literatura_2015_amv
“No sé de qué hablar… ¿De la muerte o del amor? ¿O es lo mismo? ¿De qué?
Nos habíamos casado no hacía mucho. Aún íbamos por la calle agarrados de la mano, hasta cuando íbamos de compras. Siempre juntos. Yo le decía: «Te quiero». Pero aún no sabía cuánto le quería. Ni me lo imaginaba… Vivíamos en la residencia de la unidad de bomberos, donde él trabajaba. En el piso de arriba. Junto a otras tres familias jóvenes, con una sola cocina para todos. Y en el bajo estaban los coches. Unos camiones de bomberos rojos. Este era su trabajo. Yo siempre estaba al corriente: dónde se encontraba, qué le pasaba…
En mitad de la noche oí un ruido. Gritos. Miré por la ventana. Él me vio:
—Cierra las ventanillas y acuéstate. Hay un incendio en la central. Volveré pronto.
No vi la explosión. Solo las llamas. Todo parecía iluminado. El cielo entero… Unas llamas altas. Y hollín. Un calor horroroso. Y él seguía sin regresar. El hollín se debía a que ardía el alquitrán; el techo de la central estaba cubierto de asfalto. Sobre el que la gente andaba, como él después recordaría, como si fuera resina. Sofocaban las llamas y él, mientras, reptaba. Subía hacia el reactor. Tiraban el grafito ardiente con los pies… Acudieron allí sin los trajes de lona; se fueron para allá tal como iban, en camisa. Nadie les advirtió; era un aviso de un incendio normal.
Las cuatro… Las cinco… Las seis… A las seis teníamos la intención de ir a ver a sus padres. Para plantar patatas. Desde la ciudad de Prípiat hasta la aldea de Sperizhie, donde vivían sus padres, hay 40 kilómetros. Íbamos a sembrar, a arar. Era “su trabajo favorito… Su madre recordaba a menudo que ni ella ni su padre querían dejarlo marchar a la ciudad; incluso le construyeron una casa nueva.
Pero se lo llevaron al ejército. Sirvió en Moscú, en las tropas de bomberos, y cuando regresó, solo quería ser bombero. Ninguna otra cosa. [Calla.]
A veces me parece oír su voz… Oírle vivo… Ni siquiera las fotografías me producen tanto efecto como la voz. Pero nunca me llama… Ni en sueños… Soy yo quien lo llama a él…”
Alexievich, Svetlana. “Voces de Chernobil"
“No sé de qué hablar… ¿De la muerte o del amor? ¿O es lo mismo? ¿De qué?
Nos habíamos casado no hacía mucho. Aún íbamos por la calle agarrados de la mano, hasta cuando íbamos de compras. Siempre juntos. Yo le decía: «Te quiero». Pero aún no sabía cuánto le quería. Ni me lo imaginaba… Vivíamos en la residencia de la unidad de bomberos, donde él trabajaba. En el piso de arriba. Junto a otras tres familias jóvenes, con una sola cocina para todos. Y en el bajo estaban los coches. Unos camiones de bomberos rojos. Este era su trabajo. Yo siempre estaba al corriente: dónde se encontraba, qué le pasaba…
En mitad de la noche oí un ruido. Gritos. Miré por la ventana. Él me vio:
—Cierra las ventanillas y acuéstate. Hay un incendio en la central. Volveré pronto.
No vi la explosión. Solo las llamas. Todo parecía iluminado. El cielo entero… Unas llamas altas. Y hollín. Un calor horroroso. Y él seguía sin regresar. El hollín se debía a que ardía el alquitrán; el techo de la central estaba cubierto de asfalto. Sobre el que la gente andaba, como él después recordaría, como si fuera resina. Sofocaban las llamas y él, mientras, reptaba. Subía hacia el reactor. Tiraban el grafito ardiente con los pies… Acudieron allí sin los trajes de lona; se fueron para allá tal como iban, en camisa. Nadie les advirtió; era un aviso de un incendio normal.
Las cuatro… Las cinco… Las seis… A las seis teníamos la intención de ir a ver a sus padres. Para plantar patatas. Desde la ciudad de Prípiat hasta la aldea de Sperizhie, donde vivían sus padres, hay 40 kilómetros. Íbamos a sembrar, a arar. Era “su trabajo favorito… Su madre recordaba a menudo que ni ella ni su padre querían dejarlo marchar a la ciudad; incluso le construyeron una casa nueva.
Pero se lo llevaron al ejército. Sirvió en Moscú, en las tropas de bomberos, y cuando regresó, solo quería ser bombero. Ninguna otra cosa. [Calla.]
A veces me parece oír su voz… Oírle vivo… Ni siquiera las fotografías me producen tanto efecto como la voz. Pero nunca me llama… Ni en sueños… Soy yo quien lo llama a él…”
Alexievich, Svetlana. “Voces de Chernobil"
Lecturas en marcha
Para comenzar, este curso hemos hecho bien las tareas y tenemos varias lecturas propuestas de muy distinto corte:
1. Assia DJEBAR, Las noches de Estrasburgo (Alfaguara)
Una peculiar relación amorosa que tiene bastante de poético y simbólico, donde los temas de la pertenencia a un espacio y el lenguaje tienen un importante papel. Fallecida este mismo año, recuperamos a esta autora con la reedición de una de sus más reconocidas novelas.
2. Nicolai LESKOV, Lady Macbeth de Mtsensk (Nórdica / Alba)
Perfecto contrapunto a la relación amorosa de la anterior novela a través de uno de esos clásicos menos atendidos de la literatura decimonónica rusa.
3. Leonardo PADURA, La neblina del ayer (Tusquets)
Tras la lectura veraniega de Herejes, y aprovechando su éxito actual, nos acercamos a una de las aventuras del detective Mario Conde.
Y, tras la primera sesión, aún añadimos más títulos a la nómina:
4. Henning MANKELL, Asesinos sin rostro
Como homenaje en su reciente deceso, leeremos (¡por fin!) de manera grupal la primera de las novelas protagonizadas por Wallander del gran autor de novela negra nórdica.
Y, pendiente de corroborar, podríamos plantear como quinta lectura la primera de las novelas de la tetralogía sobre Dos amigas que ha arrasado en Italia de la ¿escritora? Elena Ferrante: La amiga estupenda (Lumen). El próximo jueves la presentaremos en clase para valorar su definitiva inclusión en nuestro implacable escrutinio.
1. Assia DJEBAR, Las noches de Estrasburgo (Alfaguara)
Una peculiar relación amorosa que tiene bastante de poético y simbólico, donde los temas de la pertenencia a un espacio y el lenguaje tienen un importante papel. Fallecida este mismo año, recuperamos a esta autora con la reedición de una de sus más reconocidas novelas.
2. Nicolai LESKOV, Lady Macbeth de Mtsensk (Nórdica / Alba)
Perfecto contrapunto a la relación amorosa de la anterior novela a través de uno de esos clásicos menos atendidos de la literatura decimonónica rusa.
3. Leonardo PADURA, La neblina del ayer (Tusquets)
Tras la lectura veraniega de Herejes, y aprovechando su éxito actual, nos acercamos a una de las aventuras del detective Mario Conde.
Y, tras la primera sesión, aún añadimos más títulos a la nómina:
4. Henning MANKELL, Asesinos sin rostro
Como homenaje en su reciente deceso, leeremos (¡por fin!) de manera grupal la primera de las novelas protagonizadas por Wallander del gran autor de novela negra nórdica.
Y, pendiente de corroborar, podríamos plantear como quinta lectura la primera de las novelas de la tetralogía sobre Dos amigas que ha arrasado en Italia de la ¿escritora? Elena Ferrante: La amiga estupenda (Lumen). El próximo jueves la presentaremos en clase para valorar su definitiva inclusión en nuestro implacable escrutinio.
1/10/15
DIEZ
Un club que siempre ha sido de diez, gracias a los que lo integran, estaba condenado a celebrar sus diez años de trayectoria. Muchas han sido las lecturas que lo han jalonado, y aún le quedan algunas más, que iremos desgranando a partir de este jueves, donde siempre y con el entusiasmo de siempre. A lo largo del curso iremos introduciendo algunas variaciones, pero el objetivo será el mismo: disfrutar de la lectura, compartir los comentarios y enriquecernos aprendiendo de la visión del mundo de los demás.
Gracias a todos por hacer esto posible y ¡nos vemos ya mismo!
Gracias a todos por hacer esto posible y ¡nos vemos ya mismo!
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