10/10/14

Patrick Modiano


“Tuve la suerte de que aquel joven fuera vecino mío de mesa en Le Condé y trabásemos conversación de forma tan espontánea. Era la primera vez que yo iba a ese local y, por edad, podía ser su padre. El cuaderno en que ha ido llevando, día tras día y noche tras noche, durante los últimos tres años, el repertorio de los clientes de Le Condé me facilitó el trabajo. Siento haberle ocultado la razón exacta por la que quería consultar ese documento que tuvo la amabilidad de prestarme. Pero ¿le mentí acaso cuando le dije que era editor de libros de arte?
Me di cuenta perfectamente de que me creía. Es la ventaja de llevarles veinte años a los demás: no saben nada del pasado de uno. Y aun cuando te hagan algunas preguntas distraídas acerca de lo que hasta ahora ha sido de tu vida, te lo puedes inventar todo. Una vida nueva. No harán comprobaciones. Según vas contando esa vida imaginaria, fuertes ráfagas de aire fresco cruzan por un lugar en el que llevabas mucho tiempo asfixiándote. Se abre una ventana de repente y el aire de alta mar hace que golpeen las contraventanas. Vuelves a tener el porvenir entero por delante.”

Pasaje de: Modiano, Patrick. “En el café de la juventud perdida.” Anagrama, 2009.

http://www.huffingtonpost.es/2014/10/09/modiano-nobel-literatura_n_5958298.html


http://revistadeletras.net/?s=modiano

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