16/11/07

Tercera lectura



Creo que ya se puede poner una característica a nuestro grupo: la insaciabilidad. Así que, aunque seguiremos el jueves valorando la obra de Doris Lessing, una vez leída por todos, vamos ya a por la tercera lectura. Espero que os parezca bien -os confieso que me cuesta mucho elegir una obra adecuada, pues son muchos los criterios que hay que conjugar: novedad, calidad, disponibilidad, posibilidad de que dé argumentos para el debate...- que haya optado por una novela publicada hace más o menos un mes en la editorial Alfaguara de un escritor que, aunque joven, ya tiene una carrera bien desarrollada: se trata de Nunca pasa nada de José Ovejero.





Para que os hagáis una idea de los motivos, y toméis un primer contacto con el texto, os incluyo aquí la información que da la editorial de la novela (http://www.alfaguara.santillana.es/), por si alguien cree que no es adecuada:



José Ovejero (Madrid, 1958) vive a caballo entre Madrid y Bruselas, donde combina su pasión por la literatura con las colaboraciones periodísticas. Desde que ganara el Premio Ciudad de Irán 1993 con su poemario Biografía del explorador, ha cultivado todos los géneros, siendo especialmente reseñables su libro de viajes China para hipocondríacos, merecedor del Premio Grandes Viajeros 1998, y su novela Las vidas ajenas, ganadora del Premio Primavera 2005. Desde su primer galardón hasta el último, el autora ha continuado cultivando el género narrativo con novelas como Añoranza del héroe (1997), Huir de Palermo (1999) y Un mal año para Miki (2003), con libros de relatos como Cuentos para salvarnos a todos (1996), Qué raros son los hombres (2000) y Mujeres que viajan solas (2004), y con ensayos como Bruselas (1996).

La página web del autor es http://www.ovejero.info/

Nunca pasa nada
José Ovejero
Colección: Hispánica Páginas: 296 Fecha de publicación: 12/9/2007Género: Novela Precio: 17.50 €ISBN: 978-84-204-7227-0 EAN: 9788420472270
A menudo no te avergüenzas de lo que haces, sino de que te vean hacerlo.



Sin darnos cuenta, la vida puede convertirse en una acumulación de secretos que impregna hasta el último minuto de nuestra rutina. Carmela y Nico, una mujer excesivamente independiente y un hombre demasiado apacible, llevan una tranquila y acomodada vida de matrimonio de clase media, plagada de silencios casi imperceptibles. Pero es el secreto de Olivia, la inmigrante ecuatoriana encargada de las tareas del hogar, el que podría derribar esa apariencia de normalidad. Sobre todo si entre medias anda Claudio, un muchacho superdotado de ideas enrevesadas al que le divierte desvelar lo oculto.Nunca pasa nada es un libro a ratos divertido, a ratos trágico, en el que José Ovejero despliega sus artes narrativas para mostrar los conflictos y tensiones subyacentes en un mundo donde lo aparente impera sobre lo real, y para desmontar los mecanismos de nuestra buena conciencia. Sólo Olivia, a la vez víctima y agente de la desgracia, parece saber que la buena conciencia no va a resolver sus problemas. Y en cuanto a Claudio..., bueno, Claudio no tiene conciencia.



· La crítica ha dicho
«Una historia de esas que agarran al lector desde la primera página para enfrentarle, en la última, con su conciencia.»Santos Sanz Villanueva, El Cultural


«Nunca pasa nada se sostiene, en primer lugar, en la narración pura de la vida corriente de una familia representativa en parte de un sector social de nuestros días. Se trata de un matrimonio de clase media que vive en un chalet de un pueblecito de la sierra madrileña, tiene una hija de corta edad y emplea a una joven asistenta ecuatoriana ilegal. Varios episodios inhabituales que no detallo para respetar el relativo misterio que rodea la anécdota le dan el suficiente carácter novelesco como para que la peripecia no sea simple copia de existencias sin sustancia pues, al contrario de lo enunciado por el título, en la vida siempre pasan cosas, y a menudo muy dramáticas. El segundo pilar de la novela consiste en crear unos personajes, los citados y algunos otros más, sólidos, magníficos y conmovedores, marcados por muy diversos mundos interiores y construidos con el esmero clásico del atento observador de la compleja conducta humana».

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