7/3/14

Leopoldo María Panero

http://cultura.elpais.com/cultura/2014/03/06/actualidad/1394106885_605843.html

EL LOCO

He vivido entre los arrabales, pareciendo
un mono, he vivido en la alcantarilla
transportando las heces,
he vivido dos años en el Pueblo de las Moscas
y aprendido a nutrirme de lo que suelto.
Fui una culebra deslizándose
por la ruina del hombre, gritando
aforismos en pie sobre los muertos,
atravesando mares de carne desconocida
con mis logaritmos.
Y sólo pude pensar que de niño me secuestraron para una alucinante batalla
y que mis padres me sedujeron para
ejecutar el sacrilegio, entre ancianos y muertos.
He enseñado a moverse a las larvas
sobre los cuerpos, y a las mujeres a oír
cómo cantan los árboles al crepúsculo, y lloran.
Y los hombres manchaban mi cara con cieno, al hablar,
y decían con los ojos «fuera de la vida», o bien «no hay nada que pueda
ser menos todavía que tu alma», o bien «cómo te llamas»
y «qué oscuro es tu nombre».
He vivido los blancos de la vida,
sus equivocaciones, sus olvidos, su
torpeza incesante y recuerdo su
misterio brutal, y el tentáculo
suyo acariciarme el vientre y las nalgas y los pies
frenéticos de huida.
He vivido su tentación, y he vivido el pecado
del que nadie cabe nunca nos absuelva.

1/3/14

Mi sugerencia de novedad literaria: Benjamin Black

Tras una feliz temporada de clásicos (Henry James, al final, nos ha dado para profundizar en un modo peculiar de análisis de la psicología infantil y, como casi siempre, ha dado más de lo que en principio podríamos haber sospechado), llega el momento de elegir una lectura contemporánea para después de Gogol. Entre las posibilidades existentes, me ha parecido oportuno proponeros una lectura de un viejo conocido nuestro pero en una faceta distinta: se trata de Benjamin Black con su nueva novela, La rubia de ojos negros.
 Por si acaso alguien no tiene la referencia, Benjamin Black es nuestro querido John Banville, de quien años atrás leímos El mar, una compleja y sugerente novela. A partir de entonces, hemos seguido la pista de este autor británico y hemos visto el éxito que han tenido las novelas publicadas con el seudónimo de Benjamin Black, en las que desataba su faceta de novelista "negro", con sólidas historias detectivescas.
En esta ocasión, Benjamin Black rinde homenaje a uno de los padres de este tipo de novela, Raymosnd Chandler, recuperando al archiconocido detective Philip Marlowe.
Por todo ello:
-novela negra (novela de género)
-homenaje a Chandler
-escritor de reconocido (por nosotros) mérito literario
-faceta no trabajada en clase de un autor leído hace mucho,
me atrevo a proponeros esta lectura. Si no os parece adecuada, como siempre, se acepta todo tipo de sugerencias.

Datos de edición:
Fecha de publicación: 26 de febrero de 2014
Páginas: 336 páginas
Precio: 19,50 euros
Ebook: 9,99 euros

Ana María Moix

Ana María Moix, hermana del inefable e interesantísimo Terenci Moix, pero autora de una obra propia igual de significativa, entra en la nómina de los autores que, por motivos tristes, homenajeamos en este blog. Una poetisa insobornable y renovadora, en la línea de los novísimos, a la que es necesario volver periódicamente.


Nancy Flor bailará siempre
porque Johnny ya murió.
Un bribón le dio la muerte,
nadie sabe a dónde huyó.
Fue testigo un pistolero
rey en los bares de New York,
pasado luego a carcelero
contó la historia en un block.
Jim, Johnny y Nancy Flor
tres personajes de antología,
de apología,
extraña historia del terror.
Ella tenía los ojos grises,
Johnny pintaba flores de azahar,
Jim era dulce, un soñador.
Ella bailaba todas las noches,
Jim la soñaba en un bazar
rodeada de otros muñecos
que la adoraban por su candor.
Eran hermanos los dos adoradores de Nancy Flor.
Por la calle caminaban
los tres en silencio,
mas el corazón no calla, traidor.
Y Jim lo supo.
Daban las doce en el cuco.
Caía el sol en la acera
y Dulce Jim vio un gran amor
en las dos sombras de Johnny y Nancy Flor
unidas a ras de tierra.
El dolor apenas quema
cuando nada queda en el hueco
de un antiguo corazón.
El asesino huyó de la justicia
pero le persigue el eco
de una loca ilusión
que con diabólica malicia
persiste en tener razón.
Una flor era Nancy para Jim,
mas una flor pintada antaño
por un solo enamorado
que no fue Jim, sino John.

Primavera de libros

La sesión del pasado jueves nos llevó, como en otras ocasiones, a un final abierto: dado que hemos visto que la novela de O’Callaghan evoluc...