
La visita a los Balcanes que nos ha permitido conocer a Ivo
Andric ha resultado muy positiva. Hemos conocido un espacio y una historia que
pocas veces frecuentamos, y que nos ha ensanchado nuestro conocimiento de lo
que pasó en esa zona tan conflictiva en el periodo de entre guerras. Pero,
sobre todo, lo que hemos conocido es la historia de una mujer compleja,
sometida al designio de un padre, lo que no la exonera de una conducta casi
inverosímil si no fuera porque hemos comprobado que es un arquetipo aún existente.
La señorita muestra detalles obsesivos y enfermizos en su vida entregada al
dinero, acompañada de personajes complementarios que refuerzan su
excepcionalidad.
Pero, aunque novelas como esta nos arrastran por las
pasiones de sus protagonistas, no hemos podido dejar de valorar el estilo del
autor, con escenas casi pictóricas, y unas descripciones muy cuidadas, donde
resaltan detalles de la mirada o de la psicología de los personajes que
permiten entender mejor las relaciones entre ellos.
Dos sesiones nos han permitido contrastar nuestra percepción
de esta señorita cuya avaricia hasta cotas insospechadas la convertirá en un personaje
perdurable.
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